Columna


Cartagena afirmativa

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

29 de octubre de 2009 12:00 AM

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

29 de octubre de 2009 12:00 AM

Cartagena ha sido señalada como una ciudad machista y excluyente. Uno habla con algunos cachacos amigos, por ejemplo, y fácilmente escucha percepciones como estas. Nos hemos creído esto, no mal fundamentado e inmerecido, pero nos ha estigmatizado. En Cartagena no somos del todo así. Miremos el resto del país. Tenemos un Procurador que no procura muy bien que digamos. La senadora Claudia Rodríguez lidera un proyecto de ley que pretende establecer censuras sobre las imágenes. La obra de un caricaturista expuesta en un mural en la estación de trenes de Armenia, es cubierta con cartulinas ante la Ministra de Comunicaciones. Su autor es Chócolo, hace parte del Salón Regional de Artistas y se titula Falsos Positivos. El Tiempo despide a Claudia López. En Medellín incumplen la sentencia de la Corte y someten a una mujer a la barbarie de un embarazo tortuoso y peligroso para su vida con un feto no viable. Monseñor Libardo Ramírez duda del testimonio de la víctima, pues en una entrevista a El Espectador dice que el tema de la violación puede ser invento de las jóvenes. Por suerte, en Cartagena se empiezan a respirar aires de inclusión con temas tradicionalmente excluidos. En el Seminario sobre diversidad sexual que se realizó en el Teatro Adolfo Mejía, la asistencia fue masiva. Los tres pisos del recinto se llenaron de gente que tomaba apuntes y hacía preguntas con el más profundo respeto. La prensa hizo juiciosa su tarea, pues los periodistas han estado más interesados por aprender y por informar, que por sabotear un ejercicio que pretende reconocer los derechos de la población LGTB. El colectivo Corpus Diversus y Caribe Afirmativo fueron los grandes protagonistas de la jornada, pues es alentador saber que las personas de este sector de la población están siendo representadas en medio del silencio obligatorio al que por años han sido condenados por la discriminación. Al parecer, Cartagena está cansada de tanta exclusión. Recuerdo que a finales de los 80, en el Parque de la Marina se ubicaban algunos travestis en las noches. Recuerdo que algunos niños ricos de la ciudad o quienes creían serlo, se tomaban unos tragos y luego iban a golpear a las travestis. Era una manera absurda de sentirse machos y de divertirse. Más de uno salió correteado por sus víctimas, que en propia defensa respondían a los golpes. No me imagino que la ciudad de ahora tolere tal brutalidad. No me lo imagino. En aquella época nadie decía nada, porque estábamos resignados a que se excluyeran los pobres, los negros, los homosexuales, los indios. En esa época al resto de barrios que no hacían parte de Bocagrande, Manga, Castillo y Laguito, se les llamaba “oriente”. Ya no son los 80 y la gente de este oriente tan mal nombrado cada vez se reconoce más a sí misma. Ya los negros saben que son la mayoría, las mujeres no se condenan a planchar y lavar, y las personas LGTB saben que esta ciudad también les pertenece. *Psicóloga claudiaayola@hotmail.com

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