Columna


Al oído de la USAID

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

06 de junio de 2009 12:00 AM

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

06 de junio de 2009 12:00 AM

La Agencia de ayuda del gobierno de los Estados Unidos llega a Montes de María, donde las cosas cambiaron y se le tiene un gran reconocimiento y gratitud a la Fuerza Pública. Sigue siendo un desafío para que estén mejores, hacer posible el esquivo triangulo de la sostenibilidad donde la institucionalidad pública, el sector privado y la sociedad civil conciliemos nuestros intereses y construimos acuerdos edificantes en función del único interés superior que anhelamos. Qué buena la presencia de la USAID, pero qué imprescindible es que nos escuche y que conozca, de primera mano, la hoja de ruta que una gran cantidad de actores, en el marco del Programa de Desarrollo y Paz, hemos venido construyendo. Aquí algunas reflexiones: Lo primero es ver qué pasa con la crisis agraria, un problema serio e histórico de tierras aún sin resolverse. Tenemos la experiencia de la desmovilización de paramilitares y la derrota militar de las Farc, pero las raíces del conflicto están latentes en las comunidades. La paz y el desarrollo no son la mera ausencia de guerra, ni necesariamente se convence cuando se vence. Tenemos muchas víctimas cuyo clamor es cada vez más angustioso. Todo ello no impide que las comunidades se reúnan, se encuentren, se movilicen, hayan recuperado la palabra y ya no estén escondidas detrás de su propio miedo. No hay rincón montemariano donde no se pueda llegar. No obstante, las organizaciones, redes y sectores sociales y la misma institucionalidad cada vez tienen más claro que la seguridad democrática sólo será sostenible si se convierte en democracia segura, lo que significa inversión social, cohesión social y buenos gobiernos. Lo segundo es reconocer las dinámicas territoriales construidas con las alcaldías y gobernaciones, con las empresas del sector privado y las universidades, con la cooperación internacional y el Gobierno central, con la sociedad civil y la Iglesia y otras Iglesias, con las organizaciones de campesinos y de mujeres, de jóvenes y de gestores culturales, de afros e indígenas, de comunicadores populares y artesanos, en un escenario siempre amplio, plural e incluyente, donde entre todos tenemos el hábito democrático de construir nuestros acuerdos mirándonos a los ojos porque hemos aprendido que sólo así tienen legitimidad. Sería provechoso tomarle el pulso a la Agenda democrática montemariana, a la Red Montemariana, a la troja de la Ecoproductividad como a la Ruta por la vida. Lo tercero es comprender el ideal de la región. Montes de María se piensa con la vigencia del Estado social de Derecho, donde todos sus habitantes encuentren posibilidades para desarrollar plenamente sus capacidades, y en donde el norte ético sean los Derechos humanos, con una sociedad civil organizada, solidaria y participativa, comprometida en la construcción de lo público, con criterios de justicia social, verdad y libertad. Las comunidades montemarianas se sueñan reconciliadas con la naturaleza y consigo mismas, donde el perdón sea posible y valorado como virtud de grandeza y generosidad, pero donde no se manipule el olvido para lograr la impunidad, porque la única manera de sanar el pasado es recordándolo para recuperarlo y purificarlo, porque no es posible la reconciliación social si la verdad se oculta o se deforma. ramaca41@hotmail.com

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