Columna


Y sonoro, cofrecito de oro

JORGE DÁVILA-PESTANA VERGARA

24 de junio de 2018 12:00 AM

Si abrir la licitación para rescatar el galeón San José despertó el despliegue mediático por el que hace poco se han usado mares de tinta, no menos han sido las intrigas y presiones a partir de su descubrimiento. Detrás de la historia del pecio, hay otras con todos los ingredientes de los culebrones televisivos.

La privatización del Banco de Inversiones Sueco, que hacía las veces de agente, dañó la gestión iniciada por el rey Gustavo Adolfo, de Suecia, quien abogó ante el presidente Betancur en 1986, para que inversionistas suecos fueran tenidos en cuenta en el salvamento.

El arrogante senador de EUA, Jesse Helms, citó en 1997 a Clemencia Forero, viceministra de Relaciones Exteriores, para que explicara la demora de Colombia en fallar la demanda de la Sea Search Armada (SSA), empresa que afirma ser quien denunció las coordenadas del hallazgo del galeón. Hasta Hillary Clinton, continuando con las mismas presiones, y a la sazón primera dama de los E.U., llamó al entonces presidente Samper para interceder por una pronta solución a la SSA. 

Sorprendente fue el allanamiento en la Caja Nacional de Previsión en 2001, al encontrar en el escritorio del gerente, José Duran Ariza, dos proyectos de contratos sobre la búsqueda del galeón, que nada tenían que ver con el objeto social de la entidad. En ellos se estipulaba pagarle USD35 millones si lograba la firma.

La codicia de 100 inversionistas norteamericanos hizo que aportaran USD 12 millones para financiar el hallazgo del pecio. Actores como Michael Landon, pasando por congresistas republicanos, hasta exfuncionarios del gobierno de Nixon, como John Ehrlichman, participaron en la recolecta.

Quizás buscando generar opinión favorable, Jack Harbeston, presidente de la SSA, hace dos años contactó en el Festival de Cannes a cineastas norteamericanos para hacer una película sobre los “hechos reales” del galeón. La última bomba es que Roger Dooley, quien abordó al presidente Santos en el exterior, entregándole el mapa con las coordenadas exactas del naufragio, es un exempleado de la SSA.

Y ahora, contra viento y marea, el Ministerio de Cultura se empecina en adjudicar el contrato para recuperar el San José, muy a pesar de que expertos arqueólogos, la comunidad académica, varias ONG, y la Academia de Historia de Cartagena, solicitan declararlo “Patrimonio Cultural Indivisible de la Nación”. 

Señora Ministra de Cultura: a veces la democracia consiste en inclinarse a veces ante la opinión de los demás, así decía Churchill. ¡No cometa el error histórico de dejar descuartizar al mejor postor, el llamado “santo grial de los galeones”! 

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