Columna


Y quién nos informa

LIDIA CORCIONE CRESCINI

21 de agosto de 2018 12:05 AM

Y quién nos informa cómo va Cartagena, no hablo de estadísticas, me refiero a la evolución de la ciudad en cuanto a reparaciones de avenidas averiadas, a inversiones urgentes, a solución de problemas que no dan espera, y quién nos podrá decir por qué la ciudad está tan huérfana, tan a la deriva, tan sin norte, los mismos habitantes quieren emigrar porque se acabaron las oportunidades de empleo, la educación está minimizada, los desmanes aparentemente están paralizados y todos sabemos que Cartagena es camaleónica, se mimetiza, se confunde, se arrastra, se deteriora, se derrumba. Huele feo, los servicios están en manos de nadie porque la energía se va cuando le parece que la chispa alumbró suficiente, los servicios de tv cables son inciertos con su intermitencia y la falta de control, los servicios públicos se incrementan y tienen cargos básicos que dan ganas de salir corriendo, las inundaciones de la bahía reaparecen sin importar si hay brisas, marea alta o si es día soleado.

Y entonces, quién responde por nuestro dinero pagado en las tasas de impuestos, quién responde y nos dice algo del rumbo de los mismos. Siento tristeza, pena y aunque parece un lamento no lo es, son letanías que repito de memoria desde hace muchísimos años, y siento que me estoy agotando, desgastando y el santo no me hace el milagro y miro a mi alrededor y la gente no pierde la fe, aspiran a que todo dé un vuelco y la ciudad sea ciudad y la inseguridad disminuya y los gobernantes sean serios y responsables y nos miren con ojos de bondad y benevolencia.

Admiro a Cartagena Cómo vamos, hace rutas de viajes para denunciar la corrupción, son precisas y detalladas, todas las fallas y trampas que se han hecho, con nombres propios indican qué está pasando en cada sitio de la ciudad y nos muestran, nos siguen mostrando y no se cansan de trabajar detrás de todos aquellos actos macabros, pero a pesar de tantos esfuerzos, aquí no pasa nada, por lo que agrego: ¿A quién le importa esto? No quiero desistir, no quiero sentarme a llorar sobre la leche derramada, quiero mirar que las cosas sí se darán, sentir que todo es posible, que los cambios están a la mano y que esta ciudad merece el aprecio y admiración de cada ser humano que la pisa y se nutre de ella. ¿Hasta cuándo? ¿Qué nos pasa? ¿A quién acudir? ¿Quién o quiénes tienen la respuesta? Ojalá alguien a través de cualquier medio me muestre el camino hacia dónde va la ciudad y quién lleva el timón. No veo timonel y los pasajeros se hunden. Cartagena vale la pena, es tesoro, tiene minas de oro, es maravillosa. Necesito respuestas y no me estoy enloqueciendo, estoy muy cuerda.

 

LIDIA CORCIONE CRESCINI

licorcione@gmail.com
*Columnista

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