Columna


Violencia en las paredes

EDUARDO DURÁN GÓMEZ

26 de septiembre de 2016 12:00 AM

Es realmente preocupante como se generaliza en las grandes ciudades de Colombia, la nociva costumbre de utilizar las paredes, muros y fachadas para colocar toda clase de grafitis y letreros alusivos a las mas extrañas expresiones, en donde se deja en claro un grave irrespeto a los espacios públicos y también a la propiedad privada.

No dudamos en afirmar que algunos de ellos contienen un elemento artístico destacable o una expresión acertada sobre determinado tema de interés público y se ubican en espacios en donde no perturban a nadie. Pero tenemos que reconocer que la mayoría no responden a estos parámetros y se colocan en sitios que deben merecer todo el respeto, pues al hacerlo, están agrediendo un bien público o privado.

Es lamentable que buena parte de los autores de esas expresiones, terminen arruinando las fachadas de las edificaciones, muros compuestos por materiales destacables como piedra, mármol, ladrillo o cerámica, ventanales, rejas, monumentos históricos o bienes de interés patrimonial, en donde es posible observar que a través de esos procedimientos, se destaca mas el vandalismo y la agresión que cualquier otra cosa.

Las autoridades administrativas y de policía deben diseñar una campaña que contemple elementos de formación cultural sobre el tema, en donde sea posible utilizar también sanciones penales para evitar que esta situación continúe prosperando, como lo está haciendo de manera tan preocupante.

Si a este fenómeno no se le pone un límite urgente, la fisonomía de buena parte de nuestras ciudades se va a ver seriamente afectada, pues la anarquía hará que este proceder absurdo se imponga y que el desorden sea la característica general.

A esto se suma el carácter de muchas manifestaciones y marchas públicas, en donde se pretende hacer una expresión pacífica, pero es cuando los infiltrados aprovechan para producir vejámenes y para cometer toda clase de agresiones de este tipo, en donde al paso de cualquier marcha queda una secuela lamentable de horrores producidos con pinturas que después resulta muy difícil remover.

Cuando este tipo de agresiones se permite, se deja un mensaje muy amargo a la ciudadanía, a la que se irrespeta y maltrata con todas esas indebidas expresiones, a las cuales la autoridad siempre resulta ignorando. Terminan siendo otras manifestaciones de violencia, cuya huella se palpa en todos los espacios posibles cuando se aborda un espacio público. 

edgo01@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS