El pasado 9 de febrero, en su sección dedicada al Caribe, La Silla Vacía publicó un artículo en el que afirmaba que detrás de las candidaturas a la alcaldía de Cartagena de Antonio Quinto Guerra y Andrés Betancourt podrían estar clanes políticos involucrados en escándalos de corrupción y relaciones con el paramilitarismo. De acuerdo con la publicación, titulada “La carrera por Cartagena arranca con la clase política dividida”, a Quinto Guerra lo estarían apoyando la casa Blel (fundada por Vicente Blel, ex senador condenado por parapolítica) y el representante conservador Pedrito Pereira; mientras que a Betancourt lo asocian, entre muchos otros, con Daira Galvis y Giovanni Meza (este último, señalado como integrante del combo de Enilce López, “La Gata”).
La Silla Vacía también destaca que la célebre casa García (encabezada por Juan José García Romero, ex senador condenado por corrupción) y la casa Montes (del ex congresista condenado por parapolítica, William Montes) todavía no se han decidido entre los dos candidatos en lo que va del mes. Probablemente lo hagan cuando el ambiente electoral llegue a su apogeo de perfidias, politiquería e influencias.
A todo esto, que los dos aspirantes con más intención de voto para las próximas elecciones atípicas de la ciudad estén aliados con grupos políticos cuestionados por la ciudadanía y por la Justicia, es una hipótesis que asusta. De ser ciertos estos vínculos –y vale la pena recordar que La Silla Vacía es de los medios más serios de Colombia–, los cartageneros estaríamos ante un panorama apocalíptico en el que se repiten los mismos males de siempre, como si fuéramos la versión criolla del mito de Sísifo, arrastrando sin término la miserable piedra de la corrupción.
Por ello, para despejar dudas, para probar al menos el talante político del que están hechos, quisiera preguntarles a Quinto Guerra y a Betancourt si aceptan o no el respaldo de esas casas políticas. Si la respuesta es no, el tiempo la pondrá a prueba. En cambio, si por algún ambiguo arrebato de trasparencia alguno de los dos sí acepta los hilos del poder que se esconden detrás de su candidatura, sería bueno que de paso respondiera cómo va a hacer para gobernar en beneficio de la gente al mismo tiempo en que su cabeza anda ocupada pensando en las dádivas políticas que les deben a sus “patrocinadores” electorales.
Cartagena avanza hacia un horizonte enrarecido por la tragedia de otro mal gobierno. La angustia continúa, pero aún hay esperanzas. Puede que los ciudadanos no tengamos grandes maquinarias políticas, pero todavía nos quedan las urnas.
*Escritor
@orlandojoseoa
Comentarios ()