Columna


Traslado de la Base Naval

ANTONIO PRETELT EMILIANI

16 de febrero de 2017 12:00 AM

Con gran interés he tomado nota de las informaciones que altos funcionarios de la Vicepresidencia de la República y de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) entregaron a las autoridades distritales, sobre los nuevos planes para los terrenos de la Base Naval en Bocagrande.

Se planean varios proyectos tales como un acuario nacional, un museo naval, un centro de convenciones, espacios recreacionales, amplias zonas verdes, un hotel, una marina y un terminal de cruceros. Creo que además se deben incluir soluciones viales para ampliar la avenida San Martín, y ciclorrutas y paseos peatonales para el disfrute de los habitantes y visitantes de la ciudad. Sobre este desarrollo debe haber una constante veeduría por parte de la comunidad, especialmente las juntas de acción comunal (JAC) de Castillogrande, Bocagrande, El Laguito y Manga.

Creo que esta nueva propuesta es muy adecuada para usar tan importantes terrenos, pero no comparto que los recursos que provendrán de la venta, ejecución y concesión de las múltiples actividades en el nuevo macroproyecto, se destinen para financiar la construcción de la nueva base naval en otro sitio, bien sea en Tierrabomba o en Barú.

Creo que dichos recursos en primer lugar no son suficientes para construir una nueva y moderna base. Además esa inversión corresponde al presupuesto del Gobierno nacional, porque es parte del sistema para defender toda la nación, no solo a Cartagena.

Los recursos que se obtengan del aprovechamiento financiero de vender predios y concesiones en la actual Base Naval, deben destinarse a cubrir necesidades del plan de desarrollo de Cartagena, incorporándolas al presupuesto del Distrito.

Para financiar la nueva base sugiero un acuerdo entre Colombia y Estados Unidos, para acometer una obra moderna, de gran envergadura, adecuada para este importante fin. Recuerdo que hace algunos años se mencionó esta posibilidad para reemplazar la devolución de la base naval estadounidense en Manta (Ecuador), lo cual suscitó de inmediato el reclamo airado de Chávez, Fidel Castro, las Farc y demás áulicos, por razones de un presunto intervencionismo del imperio en Colombia.Las condiciones geopolíticas, ya sin Chávez, sin Fidel Castro y con las Farc en proceso de paz, tal vez permitan revivir esa importante cooperación con los gringos, y además, ahora con el presidente Trump, deseoso de fortalecer y modernizar su fuerza militar, conjuntamente con sus aliados, parece posible obtener un buen aporte para esta inversión.

En cuanto a los desarrollos en los terrenos, deben visualizarse como una gran oportunidad para los empresarios y emprendedores locales, que deben intentar ser actores y partícipes de esta nueva fuente de empleo y crecimiento económico que se avecina para Cartagena.


 


 

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