Columna


“Tomarse” a Panamá

CRISTO GARCÍA TAPIA

23 de octubre de 2014 12:02 AM

Según sus desarrollos, los vistos y los por venir, todo indica que a Santos le resultará más difícil que a Roosevelt  “tomarse” a Panamá y someterla a su arbitrio, como hace poco más de una centuria hizo el presidente americano con este departamento de Colombia.

Más difícil aún, cuando en la fase superior del capitalismo, el mercado, las relaciones entre naciones se mide en términos económicos y comerciales y su efectividad está determinada por las dinámicas del mercado y el comercio global, razón que hace poco probable que este tipo de diferendo, el de la declaratoria de “paraíso fiscal” decretada por Colombia a Panamá pueda arreglarse por las vías agotadas de la diplomacia clásica.

Que las razones invocadas por el Gobierno y la DIAN para proceder a repatriar y grabar capitales que se esconden allende las fronteras, y no solamente en Panamá, son validas, también es válido que cualquier medida encaminada en ese propósito debía considerar otras variables que no terminaran, como la de “paraíso fiscal” impuesta a Panamá, por producir efectos negativos iguales o mayores al daño que se pretende corregir.

Que parece ser cuanto hasta ahora se vislumbra de un asunto que, creyendo ingenuamente el gobierno colombiano que para Panamá no resultaría de trascendencia, se convirtió desde el primer momento de interés nacional y consecuentemente de unidad para defender su soberanía, tanto económica como política, y para concitar el apoyo unánime a su gobierno por parte de todos los sectores, partidos y movimientos, que en aquel país participan de las dinámicas políticas y sociales.

De largo, ancho y profundo, pero mayormente de altamente sensible, tiene este asunto para el aparato productivo colombiano, cuyas inversiones e intereses económicos en Panamá se constituyen en estratégicos por los altos niveles de expansión y crecimiento alcanzados; por su fortaleza, consolidación y proyección desde una plataforma en permanente apertura e intercambio con los centros económicos del mundo.

Sin duda, el escenario ideal para entrar a sopesar cuanto puede este verse afectado por una medida que, de no repensarse y ponderar objetivamente sus consecuencias, bien podría significar un golpe nada fácil de asimilar por la economía colombiana y por la misma autoridad tributaria, cuya prioridad si bien es la de obtener recursos vía impuestos que le permitan al Gobierno tapar el hueco fiscal de dimensiones macro que acusa, también debe entender y procurar soluciones que no vayan a traducirse en la eliminación o merma de las fuentes que los proveen.

Así las cosas, a los grandes evasores y a los que no pagan impuestos en Colombia, es aquí y desde aquí que hay que perseguirlos y ejecutarlos.

*Poeta (Columna escrita el 19 de octubre pasado)

elversionista@yahoo.es

*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de El Universal

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