Tanto los optimistas como los escépticos les pedimos a las Farc un verdadero gesto de su voluntad de paz, porque todos la queremos.
Más allá de suspender unilateralmente las hostilidades, que no su amplia actividad delictiva, ese gesto de las Farc debería darse desde los micrófonos, porque mientras el Gobierno insiste en que no le paremos bolas a sus declaraciones públicas, pues lo que vale es su posición en la mesa, en los micrófonos las Farc han sido coherentes en unas posiciones que, o bien han terminado en conquistas a su favor y les han otorgado una condición más dominante, o están detrás del temor de muchos, no por la firma de un acuerdo, sino por las claudicaciones que se incorporen en nuestro ordenamiento constitucional y legal.
El Gobierno, por el contrario, está lleno de gestos. La Comisión para aclarar el origen del conflicto y socializar la responsabilidad de las Farc, concedido; el Desarrollo Rural a su medida, concedido; una Jurisdicción especial que los iguale con la Fuerza Pública y la sociedad, cuando de lo que se trataba era de su sometimiento a un régimen transicional, concedido; que el narcotráfico es conexo al delito político, concedido; que la participación directa en política, concedida, y con un case de 40 curules.
El último gesto es más generoso. Se afirmó que no habría impunidad y se acordó una jurisdicción especial a la cual le han salido muchos desacuerdos, que sometería no solo a las Farc sino a todo el país; entonces, ¿por qué no esperar?, ¿para qué regalar 30 indultos?
Frente a esta nueva concesión, la respuesta de las Farc, lejos de dar gestos de plegarse al Estado de Derecho, ha sido insistir en posiciones descalificadas por el Gobierno, como la Constituyente, o desmedidas, como los Territorios Especiales para la Construcción de la Paz (TERREPAZ), que tendrían “un régimen especial y extraordinario, protegido constitucionalmente”.
Los Terrefarc -diría yo- son una reedición de las Zonas de Reserva Campesina que quedaron pendientes. Pero una cosa es definir territorios para poder entregar las armas, la seguridad de los desmovilizados y su reinserción, y otra diferente la creación de ‘republiquetas’ “para la transformación integral de las FARC-EP en su dimensión territorial, en lo político, lo económico, lo social y cultural, habitados por excombatientes, familiares y allegados, y los ciudadanos vecinos del lugar, dentro del orden constitucional surgido del proceso de diálogos”.
¿Cuál orden constitucional surgido del proceso? Con los TERREPAZ, las Farc insisten en una Constituyente para crear un ordenamiento territorial, político y administrativo a su amaño, deslegitimando el mandato popular de las autoridades regionales y locales.
Se dirá que es una propuesta, pero ya vimos donde terminan las propuestas farianas, y es también otra evidencia de las dificultades para un acuerdo final en marzo de 2016. Además, frente a las flaquezas de un plebiscito que no legitima los acuerdos, el país seguramente terminará en una Constituyente.
@jflafaurie
*Presidente Ejecutivo de Fedegán
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