Columna


Ser altruista

MIGUEL YANCES PEÑA

16 de abril de 2018 12:00 AM

Cuando se piensa desapasionada y desinteresadamente se es más acertado. Pero eso casi nunca sucede en los humanos. Somos seres con sentimientos que provocan emociones y pasiones, que cuesta mucho ignorar a la hora de decidir.

El deporte y la política, competencias en las que se toma partido, suelen ser, después de los instintos, las actividades humanas que más pasiones despiertan. Nadie espera racionalidad al momento de respaldar un equipo de fútbol. En política, sin embargo, no solo hay que ser racional sino también altruista. Difícil lo primero; y más aún lo segundo, porque los publicistas manejadores de imagen insisten en presentar a los candidatos como figuras de la farándula, en las que la apariencia es determinante, y la escogencia emotiva; y lo segundo, porque un gran número de personas pretende resolver en lo político (la politiquería) sus problemas personales, o de grupo. No importa quiénes se perjudiquen, siempre y cuando se reciba el beneficio.

Cito de ejemplo el tema de la pensión porque un lector me lo presentó como justificación de su malquerencia, advirtiéndole que esas pasiones no deberían concurrir a las urnas, que “siendo altruistas también se gana”.

El régimen pensional de prima media con prestación definida, el de Colpensiones, no es autosostenible; menos si le hacen trampas, lo sustenta el aporte de los más jóvenes. Un simple ejercicio financiero lo puede demostrar. En otras palabras, que es subsidiado, y en mayor cuantía cuanto más alta sea la pensión. El gobierno de AUV, sin afectar derechos adquiridos, y mediante un régimen de transición: 1. Limitó a 25 SMLV el valor máximo a recibir por pensión (20 millones hoy); 2. Aumentó en dos años la edad, y en 100 las semanas cotizadas; 3. Eliminó el mes adicional que se pagaba en junio (mesada 14); y 4. Prohibió la negociación de pensiones en las convenciones colectivas de trabajo.A cambio elevó su categoría a “un derecho sagrado”: hoy son intocables, se pagan con puntualidad, y sin intermediarios avivatos. Pero en general, ese sentimiento malsano lo comparten todos los que perdieron durante su gobierno, “privilegios inaceptables” para los demás; amen de la guerrilla que lo ve como el enemigo invencible. En estas elecciones entonces, es imperativo ser desapasionados y altruistas hasta donde sea posible; es el país el que importa, porque en el vivimos todos.

Enseñados a que las promesas no se cumplen, porque se ha perdido gallardía y vergüenza, y porque salvo en las encuestas es imposible sancionarlas, toca hacer oídos sordos a ellas y centrar la atención en los atributos personales observados en los debates: preparación e inteligencia; además de los valores que cada uno practica y defiende: como los de ser racional, coherente y consistente.

Casi que he mencionado sin hacerlo aún, el nombre de Iván Duque; el candidato que reúne todos esos atributos. El carisma, que también posee, lo he omitido para no perder racionalidad, porque está en el terreno de las emociones.

*Ing. Electrónico, MB

movilyances@gmail.com
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS