La respuesta, la tenemos los ciudadanos, lo que significaría romper con este estado de cosas.
El cancerígeno, modelo corrupto de gobierno y del ejercicio de la función pública, se ha propagado por todo el país. Y, por supuesto, también se tomó a Cartagena. Estamos invadidos de putrefactos, perversos y depravados pseudos servidores públicos en todas las ramas del poder público.
Los corruptos son los reyes de este sistema. Estos se han enriquecido enormemente. Alcaldes, gobernadores, ministros, registradores, concejales, senadores, representantes, jueces, fiscales, magistrados, policías y entre otros, son los miembros de estas poderosas bandas criminales.
Los escenarios en donde se han venido despachando estos siniestros personajes, son el Estado mismo. Allí se han atrincherado, porque la institucionalidad colombiana está diseñada para saquearla, para que no funcione , para que todo se dilate en interminables procesos, para que los responsables sean premiados con la ciudad o el país, o la casa por cárcel; o con la impunidad misma. Es decir, no les pasa nada. Sin embargo, pese a ello, los entes de control, han decidido enfrentar el fenómeno. Hay resultados positivos.
La crisis en Cartagena no es nueva, el 20 de diciembre de 2012, titulé mi columna: 'La corrupción se chupó a Cartagena'. Parte de la frase es del columnista, Daniel Samper Pizano, transcrita en la revista semana, el cinco de Marzo de 2011, quien afirmó que: “La corrupción se chupó a Colombia,” y en cuya portada se tituló, “Al país se lo están robando,” señalando que es casi imposible ganar un contrato con el Estado en forma honesta, "los carruseles de contratistas se tomaron a Colombia”, y agregamos nosotros, también a la alcaldía de Cartagena.
La corrupción es un fenómeno estructural, dijo un ex –procurador. "La corrupción está convirtiéndose en una institución endémica y de cubrimiento nacional porque en Colombia descubrieron la fórmula para saquear de manera sistemática al Estado.” R. Semana.
Este flagelo se está convirtiendo en un modelo de gobierno. En una manera de actuar de personas que están en el Estado, que representan intereses personalísimos, adscritos a algunos grupos electoreros o "podriticos".
El origen de la corrupción, comienza en las campañas electorales. Estas costosísimas, financiadas por los dueños de la gran contratación estatal o con dineros de cualquier procedencia.
Las campañas electorales son un mercado persa en un territorio lleno de pobreza, en donde el poder de elegir el voto tiene un precio al detal y al por mayor. Esto último, ofertado por verdaderos líderes del desastre.
La corrupción de cuello blanco ha tomado formas sofisticadas, “se presenta en forma alarmante en dos modalidades de impunidad, los implicados no solo se pasean orondos e impúdicos, sino que osan erigirse como líderes de opinión y censores morales", Alfonso Gómez Méndez.
Las denuncias realizadas sobre algunas dependencias distritales son preocupantes, estas son fuentes inagotables de corrupción. Hechos que deben poner a pensar a todos los habitantes de Cartagena, sobre la suerte que están corriendo sus impuestos por causa de los carruseles de la contratación, pulpos, carteles, mafias, venas rotas y ollas podridas.
La corrupción destruye el presente, niega el futuro, destroza la sociedad, es pobreza, subdesarrollo, violencia, analfabetismo. Por ello, es necesario crear un sistema integral de lucha contra la corrupción, un sistema educativo que la enfrente y fortalecer e instrumentalizar los controles ciudadanos.
Igualmente, en la columna del 29 de mayo de 2015, en este periódico, titulé : "Cartagena en la olla podrida", en homenaje a la obra del ilustre hombre de las letras, Oscar Collazos. Collazos, portador de una rebeldía ponderada, no puede ser despedido, ni en una, ni muchas columnas, porque él vive y vivirá en la inmortalidad de la grandezas de sus obras y columnas periodísticas, que seguirán siendo contrapeso magistral a los actos de barbarie que se producen en Cartagena, sede notable de la inmoralidad pública.
Las construcciones críticas que nos lega Oscar Collazos, son para enaltecerlas y seguirlas, porque sus líneas seguirán siendo luz de la conciencia social, instrumento fundamental para propiciar cambios estructurales en la ciudad de Cartagena, hoy convertido como gran parte del país, en paraíso de la corrupción.
La Revista Metro recordó destacadas creaciones del laureado columnista, las que transcribo, para que sean eco eterno de su recuerdo y reflexiones para la acción: “Cartagena en la olla Podrida”; “No me propuse juzgar a ninguno de los implicados en irregularidades y casos de abierta corrupción, sino en poner al descubierto las técnicas de las que se valían los corruptos para reproducir el clima de complicidad que los volvía casi invulnerables ante los organismos de control”.
Adenda. Es hora que la ciudadanía respalde las investigaciones de los entes de control. Las investigaciones deben condenar a los culpables y absolver a los inocentes.
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