Columna


Redes y electores

ÁLVARO E. QUINTANA SALCEDO

16 de febrero de 2018 12:00 AM

Si algo ha caracterizado a las contiendas electorales de los últimos tiempos, es que han salido del plano real y permeado la esfera de la virtualidad. Incluso se habla de campañas que han triunfado gracias al poder de las redes sociales. Sin duda, estas son canales de comunicación importantes, no sólo para el marketing político sino también, para expresar y compartir las opiniones de manera abierta entre los ciudadanos.

Sin embargo, a pesar del mar de ventajas que tienen las redes en el ámbito político, también son muchas las desventajas. Por ejemplo, una cosa es la opinión que se genera y otra puede ser la interpretación real de lo que está sucediendo. A los electorados inmaduros, les es difícil hacer lectura de todos los elementos de los escenarios políticos.

No podemos desconocer que así como son las campañas en lo real, igual o peor son en lo virtual. La mayoría de campañas se arman de de las viejas artimañas del fraude, la mentira y las astucias de la manipulación. Los que saben que algunos públicos no se detienen a pensar, analizar y a visionar el daño, se aprovechan.

Para estos tiempos de campañas electorales ojalá sepamos, que en las redes sociales predomina el sensacionalismo y la excitación, y que podemos ser engañados con más facilidad: como si viviéramos permanentemente en un día de los inocentes. Si nos dejamos llevar por esto, este clima emocional podría terminar por hacernos mucho daño como sociedad. Es necesario que para estas alturas del debate, los ciudadanos seamos más racionales y menos viscerales.

Las redes sociales también se han convertido en el campo de batalla entre los votantes. Dicen algunos adultos que vivieron en décadas anteriores, que era más difícil manifestar una filiación política. La gente era más prudente para declarar su intención de voto. Hoy sin ninguna prevención se manifiestan las inclinaciones electorales. Aunque el ambiente de elección siempre ha sido imperfecto, se ha tornado mucho más difícil por el poder de internet.

El llamado es a mantener la calma. A ser racionales y a alejarse lo más posible de las emociones. Aún recuerdo que para la campaña del plebiscito por la paz, más de un lazo familiar se fracturó, más de una pareja terminó, y muchos amigos dejaron de hablarse. Muchos abandonaban grupos de WhatsApp, eliminaban amigos de Facebook y sólo hasta meses después del resultado, hubo oportunidad de reconciliación.

A medida que se acerquen las votaciones, la efervescencia y la pasión tomarán protagonismo. Ojalá podamos dejar a un lado los insultos y todo tipo de  descalificaciones personales y mantengamos el respeto. Siempre es posible al calor de la discusión aceptar que hay personas que piensan y creen de manera distinta a nosotros, esto es lo que caracteriza a las  democracias sólidas y maduras.

Docente Universitario
alvaroquintana@gestores.com
 

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