Columna


¿Quién crea valor?

RUDOLF HOMMES

06 de mayo de 2018 12:00 AM

La pregunta a la que se refiere el título de esta nota es muy importante para analizar los problemas de crecimiento. En la columna que escribí el domingo anterior para El Tiempo y la que apareció en esta sección me referí muy especialmente a que un Estado es uno de los mayores impedimentos para el crecimiento. 

Un artículo importante de The Economist hace énfasis en la necesidad de incluir al Estado, las instituciones y las complejidades sociales y políticas en el análisis del crecimiento. Entender cómo ellas afectan el crecimiento económico podría aumentar la calidad de vida de miles de millones de personas. “Por esta razón, la economía del crecimiento debería ser un tema central en la disciplina, a pesar de que las preguntas que se presentan son objetivamente difíciles, y tienen más que ver con la historia y la política que con elegantes matemáticas” (“Root and Branch”, Abril 14 -20, 2018).

El mismo fin de semana en el que se discutían estos temas en Colombia apareció en el Financial Times una reseña de Martin Wolff sobre un nuevo libro de Mariana Mazzucato (“The Value of Everything”), aún no disponible en Amazon, en el que se abordan las relaciones entre el Gobierno y los mercados, y la necesidad de distinguir claramente entre los sectores o actividades que crean valor y los que solo lo extraen, o los que lo destruyen. El punto central del libro, en opinión de Wolff, es que es más fácil para los que operan en la economía de mercado hacerse ricos extrayendo valor de los que lo crean, que creándolo ellos mismos.

El ejemplo inevitable es el del sector financiero, que aumentó la deuda de los hogares en la antesala de las crisis de 2008 financiando hipotecas que inflaban el valor de las propiedades que las respaldaban e ignorando la capacidad de repago de los acreedores. El resultado fue la crisis, la ruina de muchas familias, débil crecimiento y desencanto político. Pero los que la crearon, se hicieron más ricos.

Un tema central de Mazzucato en este libro y en el anterior (“El Estado Emprendedor”) es que rechaza el supuesto usual de los economistas de que el Estado es improductivo y demuestra, por lo menos en el caso de los Estados Unidos, que la generación de valor no se ha limitado a ser proveedor de justicia y de seguridad, educación y salud, o constructor de infraestructura. La investigación que ha financiado, especialmente por obra de la secretaría de Defensa y el Instituto Nacional de Salud, ha dado lugar entre otros al internet y al GPS y a los usos comerciales de la investigación en salud.  

Wolff dice que al libro le hizo falta profundizar sobre cuándo y cómo crean valor los gobiernos. ¿Que tan aplicable es esa experiencia de Estados Unidos en países con menores recursos y menor conocimiento? No se puede suponer que los gobiernos añaden valor cuando muchos lo malgastan, lo sustraen o lo destruyen. El libro aparentemente ignora la importancia de la incompetencia de los funcionarios y la corrupción.

rhommesr@hotmail.com

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