Columna


Que así sea

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ PACHECO

27 de octubre de 2018 12:00 AM

Ojalá sea cierto que la Administración Distrital está dispuesta a trabajar, desde todos los frentes, por la salvaguardia del medio ambiente en Cartagena, sobre todo frenando la tala de los manglares y los rellenos de la Ciénaga de la Virgen, donde los invasores profesionales han fundado el nicho deletéreo de sus ilegalidades.

Al menos, fue eso lo que anunció la semana pasada el alcalde Pedrito, cuando hizo saber que se reactivaría el Ecobloque que, entre otras cosas, recuerdo haber escuchado esa palabra por primera vez cuando el EPA Cartagena estaba recién fundado y su primer director fue el abogado Rafael Vergara Navarro.

La aparición del Ecobloque se promocionó con todos los bombos y todos los platillos, por lo cual se creyó que por fin llegaría la redención para los cuerpos de agua de Cartagena; pero, de un momento a otro, la palabra se perdió en el vacío y la depredación de nuestros recursos naturales siguió su viejo camino de impunidades.

Tal parece que el medio ambiente es uno de esos temas que, en determinados instantes y con intereses no muy claros, alguien pone de moda, pero con el transcurrir de los días deja de tener importancia hasta para las mismas comunidades que sufren directamente las consecuencias de la desolación.

Con las declaraciones del alcalde Pedrito el asunto se pone nuevamente en el tapete, aunque sea hablando únicamente de manglares y cuerpos de agua; y aunque no se especifique con exactitud si los agentes del CAI Ambiental estarán disponibles para sancionar y encarcelar no solo a los depredadores que construyen casuchas de mala muerte, sino también a los que levantan edificaciones y vías que representan millones de pesos, tanto en su creación como en sus ganancias futuras.

No son solo los más desposeídos quienes asestan la puñalada trapera a la riqueza ecológica de Cartagena. También están los grandes constructores, quienes cada año se hacen más visibles mediante la proliferación de edificaciones que arrojan aguas servidas a los canales pluviales, mientras los escombros que produce la obra son enviados a las zonas enmontadas o a los lechos de caños y lagunas.

Esperamos que los planes del alcalde Pedrito también incluyan la reconstrucción del alcantarillado en ciertos sectores del barrio Olaya Herrera y de las estribaciones del cerro de La Popa, donde los manjoles, vomitando excretas las 24 horas, son el pan diario de un gran número de familias acostumbradas a la omnipresencia de los malos olores.

Si hemos de creer que los planes del alcalde Pedrito están revestidos de una vitalidad que va más allá de las buenas intenciones, entonces no nos sería difícil esperar a que traslade el Mercado de Bazurto de una vez por todas, ya que con dicha extirpación comenzaría la salvación de la Ciénaga de las Quintas y los entornos ambientales del Barrio Chino y Martínez Martelo. Que así sea.

*Periodista
 

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