Columna


Protagonistas del ultraje

CICERÓN FLÓREZ MOYA

31 de agosto de 2015 12:00 AM

El presidente de Venezuela, Nicolàs Maduro, es recurrente en algunos de los rasgos negativos de su personalidad. Ademàs de sus enredos con la semántica, es proclive a utilizar el lenguaje bajo la presión de la intención ofensiva y cae en la provocación sin importarle el alcance de sus expresiones. No es un Jefe de Estado riguroso en la precisión de sus ideas. Prefiere  lo procaz y subestima el razonamiento. Le falla la lucidez y tal vez por lo mismo lo que dice se le convierte en un tropel de provocaciones. Pero no es solamente  eso. Son ostensibles sus contradicciones ideológicas. Porque la Revoluciòn Bolivariana Siglo XXI que dice representar desde el poder, parece ser una combinación de autoritarismo y demagogia, con sedimentos populistas en muchas de sus políticas asumidas. No es propiamente la democracia orientada a construir un Estado que garantice la igualdad para todos. La represión contra los indefensos no puede ser el principal activo de un Gobierno que tiene una etiqueta `contra las oligarquías`. No es ese el legado de Bolìvar ni de quienes pensaron el socialismo contra la explotación y la opresión.

En su extremismo para sacar a colombianos que estaban residenciados en Venezuela, Maduro ha alcanzado el nivel de los mandatarios que han arrasado libertades y derechos para proteger privilegios que ofenden la dignidad humana. Y todo eso lo justifica con `razones de Estado`, haciendo gala de una dialéctica espùrea.
Si se trataba de castigar a delincuentes lo procedente era llevarlos a juicio conforme al debido proceso y no convertir a muchos inocentes en víctimas.
Acompañan a Maduro en Venezuela en esa aventura sus compañeros de cúpula. Sobre todo, Diosdado Cabello, otro de los timoneles del engañoso socialismo siglo XXI.
Del lado colombiano hay otras voces que aunque asumen la defensa de los colombianos ofendidos en el vecino país, también tienen rabo de paja. Sus insultos no son una interpretación correcta de la realidad que se padece sino otra manifestación de revanchismo político, con lamentaciones propias de la viudez del poder.
Cuando Maduro y sus compañeros de gobierno no proceden con sujeciòn al derecho y en términos de justicia, incurren en una distorsión grave. Lo mismo les ocurre a los colombianos que emiten juicios con sentimientos de revancha y ajenos a contexto.
 
cflorez@laopinion.com.co

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