Columna


Presentación (*)

DARÍO MORÓN DÍAZ

01 de noviembre de 2014 12:02 AM

Publicar un libro como homenaje póstumo al magistrado Fabio Augusto Morón Díaz es un imperativo de conciencia. Creo, sin embargo, que con la edición de este libro violamos una de las normas de conducta que él siempre practicó: la discreción en todos los actos de su vida. En las cortes habló por medio de sus sentencias. En el libro, se consigna la labor jurídica y humanística del ciudadano, el profesor universitario, el decano, el periodista y el magistrado. Fabio en los meses previos a su infausto deceso decidió que la tesis laureada que escribió para graduarse de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional: “Del Principio de la Autonomía de la Voluntad”, aún inédita, fuese editada y enviadas a las universidades, escuelas de Derecho y bibliotecas del país.

Recibió su grado en el Aula Máxima de la Universidad Nacional, ceremonia presidida por el Rector Mario Laserna, el Decano de Derecho Ignacio Reyes Posada, los presidentes de tesis doctores Hernando Morales Molina y Bernardo Gaitán Mahecha. “Fabio Morón Díaz fue, además, un notable periodista, formado al lado de Domingo López Escauriaza, fundador y dueño de El Universal. Fabio dirigió el periódico, escribía los editoriales, siempre en defensa de los grandes postulados liberales y de la democracia. Su juventud serena, tranquila y equilibrada a base de cultura, nunca se desvió de esos parámetros y nadie recuerda de su pluma un agravio porque lo que escribía estaba siempre compuesto de la exquisita ponderación que daba su anticipada madurez. Morón Díaz fue eso: el espacio humano de alguien cuyo talento le permitió ser prematuramente un hombre serio y orientador a pesar de la visible juventud de su existencia”. (*)

El Decano: “Al lado de ello, y no como pasión secundaria, empezó una fecunda carrera como docente en la Universidad de Cartagena. La profundidad de sus lecciones, la actualidad de su información y la exposición diáfana y amable pronto le hicieron rodear del aprecio de sus estudiantes y del respeto de sus compañeros de docencia. Tales virtudes lo condujeron a su exaltación a la decanatura de la Escuela de Derecho, ejercida con singular lucimiento hasta el momento en que fue llamado a servir en la Sala Constitucional de la Corte Suprema, invitación que aceptó con resolución y coraje tras los momentos aciagos del asalto al Palacio de Justicia cuando ese desempeño era misión de alto riesgo”. (**)

…En la Corte Suprema de Justicia sus trascendentales  sentencias de Constitucionalidad del Decreto 927 (Séptima papeleta) y la de la Exequibilidad del Decreto 138 de 1990  permitieron la convocatoria de la Asamblea Constituyente de 1991.

(*) Fragmento: “FABIO MORÓN DÍAZ, UN JURISTA DE EXCELENCIA”

*Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

dmorond@gmail.com

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