Una de las características del sociópata, más allá de su incapacidad de sentir empatía por los demás, es gozar el mal ajeno, alegrarse porque al otro le va mal o sentir tristeza si le va bien. Es peor que la envidia, por eso Schopenhauer escribió: “Sentir envidia es humano, sentir placer por la desgracia de otros, demoníaco”.
Psiquiatras y psicólogos conocen bien este trastorno antisocial de la personalidad individual. Pero también puede darse en grupos sociales, donde muchas veces no se ve como una anomalía o problema, como en los hinchas del Barcelona, que se alegran y festejan cuando pierde el Real Madrid, o viceversa.
Pero en los grupos sociales no siempre esta patología es inofensiva y puede ser dañina, como cuando los hinchas son barras bravas que atacan a sus contrincantes, porque ya no es la reacción pasiva de alegría ante el mal ajeno sino la agresividad proactiva para causar ese mal.
Algo similar ocurre con la oposición de la extrema derecha al gobierno de Santos, una oposición sociópata que se regodea sin ocultar su satisfacción ante lo que le sale mal al Gobierno.
En el caso por el espantoso asesinato de once soldados en el Cauca, lo que resaltaban no era el dolor por el sacrificio de esos muchachos sino la satisfacción de confirmar que las Farc no cumplían su palabra y que había que suspender las negociaciones.
Y ante el bombardeo que mató 26 guerrilleros no pueden mostrar complacencia por el éxito militar, sino que tratan de minimizarlo como bajas sin importancia mientras los jefes siguen impunes en la Habana. Y les agrada la mala noticia del fin del cese unilateral del fuego por parte de las Farc, a pesar de que sí disminuyeron los ataques de la guerrilla, porque esto dificultará el proceso de paz.
También en lo económico se ve este comportamiento, y ante la caída del precio del petróleo pregonan las consecuencias negativas sobre el déficit fiscal y el comercio exterior, atribuyendo la culpa al Gobierno y sin plantear soluciones. Y si cae el desempleo, cuestionan las cifras y pronostican que pronto volverá a aumentar.
Lo más grave de esta oposición sociópata es que, a diferencia del fútbol, donde la pérdida de un equipo es ganancia para el otro, en la política cuando pierde el Gobierno perdemos todos, incluida la oposición. Si fracasan las negociaciones en La Habana, continuar la guerra perjudicará a todo el país; si la economía se frena, a todos los colombianos nos irá mal, y especialmente a los más pobres y vulnerables.
Como estos sociópatas de extrema derecha se precian tanto de ser cristianos creyentes y practicantes, conviene recordarles que la Biblia, en el libro de los Proverbios, dice: “No te alegres por la caída de tu enemigo, que tu corazón no goce cuando tropieza; no sea que Yahvé lo vea y no le guste y su enojo se vuelva contra ti”.
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