A veces pareciese que las fuerzas vivas de la ciudad estuvieran aletargadas en situaciones cruciales que conciernen a ella. Esporádicamente, pocas voces han ventilado el no traslado de la Base Naval fuera de Cartagena. Hasta el momento, no se sabe aún dónde va a quedar. Por lo pronto y según lo afirmado por la Armada, podría fraccionarse en pequeñas bases en el Caribe colombiano. Desde luego, la carga de profundidad que trajo el anuncio fue señalar que aún “no está definido si (la base) quedaría en Cartagena”.
Lo cierto es que el macroproyecto de la nueva Base Naval del Caribe, ya tiene su cronograma como línea de tiempo y según lo que señalan los estudios, el diseño de factibilidad técnica y financiera, debieron terminarlo en diciembre del año pasado, y en este mes, -si se cumple lo programado-, habría el traspaso del bien inmueble. Entre mayo y junio, es la entrega de propuestas y finalmente en julio, antes de la posesión del nuevo presidente, la adjudicación.
Un editorial de El Universal el mes pasado, destacaba la importancia económica de dejarla en algún punto de la ciudad, como también prendía las alarmas sobre el impacto negativo si esto no sucedía. Un macroproyecto de 2.500 millones de dólares le daría un gran impulso y aliento a nuestra economía. Lo contrario sería funesto.
A solo 17 kilómetros de Cartagena, en las goteras de las urbanizaciones Serena del Mar, Barcelona de Indias y los colegios y universidades de la Zona Norte, esta Bahía Gato. Allí hay un predio embargado por la Policía Nacional que bien podría ser el sitio ideal. A dicho inmueble se le practicó extinción de dominio, y según aseveran algunos medios de comunicación, tiene unas 300 hectáreas, mientras otros afirman que son 772. Esta es una oportunidad que la Armada debería estudiar para reubicarla en ese lugar. Hay rumores que advierten que desmovilizados lo solicitan al Gobierno central para que se les adjudique.
El calificativo de “Eje de desarrollo y progreso para la ciudad de Cartagena”, fue el dado por la misma Armada a la Base Naval ARC Bolívar, al conmemorarse el año pasado el aniversario N° 83. Y eso es indiscutible. Todos los cartageneros lo sabemos. El matrimonio económico, laboral, social y familiar de más 8 décadas entre la ciudad y la Base, no se puede disolver ni separar sin daños colaterales en ambos lados.
Todos los gremios, fuerzas vivas, congresistas bolivarenses y la gente del común, debemos unirnos en una sola voz para impedir que la Base se vaya de la ciudad.
¡Cartageneros, ojos abiertos, oídos despiertos!
¡Ojos abiertos, oídos despiertos, Cartagena!
JORGE DÁVILA-PESTANA V:
jorgedavilapestana@hotmail.com
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