Columna


No es el polígrafo

CRISTO GARCÍA TAPIA

19 de octubre de 2017 12:00 AM

En tanto la corrupción crece en progresión geométrica, surgen las más novedosas, triviales, pueriles, candorosas, inútiles, inservibles, propuestas para combatirla.

Artefactos, mecanismos, artilugios, aparatos, conjuros, maleficios, rezos, oraciones, sortilegios, entre tantos y portentosos hechizos cuya fama y garantía de potencia disolvente, destructora, inagotable, del virus de la corrupción y sus efectos letales, no obstante el sello de garantía, ha sido reprobada en alto porcentaje en individuos resistentes al tratamiento del virus en búnkeres, calabozos, fiscalías, cortes, cárceles de máxima seguridad, interpoles, exilios, medidas cautelares, etc.

Sin embargo, los sabios de Memphis, los gitanos de Macondo, los brujos de Arjona, la llorona loca de Tamalameque, las pitonisas de Urumita, el profeta de Santa Inés, sabios en todo y expertos en nada, pronostican que, dos o tres años antes del 2773, y el año esté cercano, ya dispondrán de las algas descontaminantes de los ríos, ciénagas, caños, arroyos de la corrupción, del polvo desinfectante de todas las conductas delictivas en las cimas del poder, del antitranspirante del nepotismo de los clanes familiares, del quitamanchas del soborno, del disolvente de pasados oscuros, del evaporador de expedientes, etc.

Y con el más grande, universal, completo, infalible, de cuanto artificio para aquel año de jubileo se haya ensayado, licitado, contratado y vendido al Departamento de la Corrupción de la monarquía reinante en aquel año de gracia.

Un invento a prueba de hackers, de infiltrados, torcidos, vendidos, castrochavistas, capaz de resistir altas emisiones en euros, dólares, bitcoin y otras monedas duras, y patentado por el supremo buró de la seguridad ética, la transparencia y la sacralidad de los presupuestos, bienes y rentas de los países de abajo, cuya tradición, eficiencia y oportunidad en las ciencias exactas de la corrupción, los paraísos fiscales, la venalidad y la evasión, es ejemplar en los reinos conocidos.

Ese día inmortal, la historia universal se bajará de su pedestal europeo norteamericano, y por sus propios pies, costas y riesgos, llegará a nuestro amado país a escribir en letras de oro, esmeraldas y aguacate, la página más gloriosa, luminosa, de la suya propia: el descubrimiento de la piedra filosofal anticorrupción.

Para lo cual debieron pasar siglos de siglos, genios de genios, alquimistas de todas las estirpes, alfareros y carpinteros de todos los confines de la tierra conocida y de la por conocer, prestidigitadores y nigromantes del tercer piso del mundo, españoles diestros en el arte de cambiar el oro bueno y puro de estas indias occidentales por baratijas de crisocal, espejos y tortillas de huevos de viento.
 

 

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