Columna


No distraerse

CRISTO GARCÍA TAPIA

30 de octubre de 2014 12:02 AM

Más importancia y valoración tiene en todos los segmentos de la opinión el formato de la “confrontación” Uribe–Santos, que cualquiera otro de los temas que por su importancia y trascendencia para el país deberían copar la atención de uno de sus protagonistas, el presidente Santos.

Y decimos de Santos, porque la de Uribe está copada en hacer oposición, cerrera o civilizada, como corresponde en una democracia, precaria o desarrollada, a quien en erigido jefe de una facción o movimiento político con representación en los órganos políticos, Congreso, decide confrontar las tesis y programas de quien en representación de otras y otros funge, por voluntad popular mayoritaria, como gobernante.

Uribe está en su punto; juega el papel que le corresponde y saca ventaja en un tema, el de la paz, que Santos no ha sabido capotear de la mejor manera, al punto de dejarse llevar a terrenos en los que su contradictor tiene ventajas y libertad absoluta de movimiento, palabra y pensamiento.

Vale decir, que cuanto trine, diga o vocifere, no compromete ni pone en entredicho investidura o poder alguno. Ni puede ser tenido como verdad oficial de carácter institucional que pueda derivar en perjuicios contra la nación o comprometer su seguridad en diferentes ámbitos de su naturaleza.

Y es que Santos presidente, no puede pasársela dando muestras de temor, reverencia, culillo, predisposición, prudencia, o como quiera llamarse su actitud de estar consintiendo a Uribe; de “adónde te pongo para que no te caigas”. De estar valiéndose de cuanta carantoña cree puede servirle para atraerlo y apaciguarlo de la bronca que le carga, corregida, uniformada, disciplinada y aumentada, con el contingente marcial del CD.

Otro gallo le cantaría a Uribe si Santos no se dejara distraer de sus tareas, opiniones, alocuciones y funciones de gobernante; si en vez de andar buscando intermediarios y mandando mensajeros para que lo acerquen con aquel, dejara de pensarlo y responderle cuanto lance procede de quien sabiéndose temido y por tanto siempre con ojos y oídos puestos sobre él, no pierde ninguna ocasión para distraer con su salva de trinos las acciones de gobernante de Santos, especialmente las que tienen que ver con la negociación de la paz con las guerrillas de las FARC.

A menos que haga parte del libreto, Santos debe cambiar de formato con Uribe; bajarle la intensidad al componente mediático de una confrontación que uno no termina por saber si es real o, como en el caso de su ministro Pinzón, un libreto acordado para distraerse de asuntos medulares del arte de gobernar y administrar una nación.
Sólo el tiempo y la continuidad o corte de este largo asunto, nos dará la respuesta.
*Poeta

elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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