Nigeria, el país más poblado de África, está libre de ébola, al menos hasta esta semana. Hay que aprender de esto. Cuando el primer caso apareció, la respuesta fue rápida y el 100% de los contactos fue identificado. La batalla, no la guerra, se ganó mediante un sistema organizado que permitió desarrollar diferentes medidas, especialmente mediante identificación y aislamiento de posibles contactos, así como estableciendo hospitales exclusivamente para tratamiento de personas infectadas. El proceso fue tan efectivo que las autoridades podían monitorear electrónicamente a las personas que escapaban de la cuarentena, capturarlas y ponerlas nuevamente bajo apartamiento.
Mientras esto sucede en un país Africano, aquí en Colombia estamos tranquilos, creemos que somos bendecidos y que el escenario del ébola es, prácticamente, un imposible. No obstante, cuando aparecen noticias de nuevos casos, nos preocupamos. Cuando no las vemos, seguimos con nuestras vidas cotidianas. Sin duda los medios deben detener el pánico, pero por encima de todo, no debe haber una sensación de protección o inmunidad inexistente frente al problema. La amenaza es real.
Cualquier ciudadano cartagenero estaría tranquilo si los responsables del sistema de salud nacional y local tuvieran respuestas concretas a estas preguntas: ¿A que hospital deben llevarse los posibles casos de ébola? ¿Cuántas ambulancias están disponibles? ¿Tenemos personal médico capacitado, suficiente y con las herramientas necesarias para atender a los enfermos? ¿Qué debe hacer el ciudadano común y corriente ante un brote de ébola? ¿Existe un comité y un funcionario específico, epidemiólogo como mínimo, para tomar decisiones de respuesta temprana frente a un caso confirmado? ¿A qué número llamamos para solicitar información o reportar un posible caso? ¿Sabe la ciudadanía que hacer en caso de establecerse una cuarentena? Si usted lector, tiene respuesta a algunas de estas preguntas puede estar tranquilo. Yo no lo estoy.
Recordemos, insisto, un paciente con posibles síntomas de ébola no puede ser llevado a cualquier centro de salud en Cartagena. Probablemente en Estados Unidos la situación sea diferente, pero aquí eso no funciona así. Debemos tener un sitio específico, aislado del público, con la dotación suficiente de personal y elementos necesarios para atender los casos. Esto es urgente y requiere el convencimiento de que estamos en riesgo, que no es bajo y que merece total seriedad. Dejemos la verborrea de ciudad piloto de simulación contra ébola para los quehaceres politiqueros. La comunidad necesita verdaderas acciones de choque para generar confianza ciudadana. Decir que eso aquí no llegará nunca y que estamos preparados es tan falso como que Transcaribe será terminado en navidad.
*Profesor
JESÚS OLIVERO*
@joliverov
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