Columna


Mejor ciudad para Allison

BERNARDO ROMERO PARRA

02 de mayo de 2018 12:00 AM

El 28 de abril de 2018, los nubarrones de la mañana presagiaban lluvia, pero con el correr de las horas la sensación térmica aumentaba ante la ausencia del viento, mientras a las afueras de la clínica de maternidad esperábamos que nos avisaran cuando llegara al mundo nuestra primera nieta. Por la tarde, el vigilante de turno hizo el llamado que atendimos con prontitud para encontrarnos con una enfermera que nos presentó a  Allison, una criatura angelical que entreabría los ojos como para ver quiénes le dábamos la bienvenida a este mundo. Su rostro era un ‘collage’ de rostros sublimados de familiares; los ojos, las cejas y cada parte de su cara tenía un parecido a alguien. Ella no lloraba, lucía tranquila y por el contrario, parecía posar ante las cámaras, fueron unos instantes eternos de felicidad ante la trascendencia de la vida, donde las lágrimas casi asoman.

En la semana anterior había visitado al hogar infantil del barrio Lo Amador, donde encontré a tres decenas de infantes de 1 a 5 años, llenos de inteligencia, inocencia, pureza, y mucha ternura, quienes al notar mi presencia sonreían. Era el día de la tierra y fui a mostrarles en imágenes que  Cartagena, el lugar donde vivimos, es la ciudad del agua. Ellos aún no conocen su terruño pero ese día aprendieron que quienes habitamos estos lares somos cartageneros. Es de admirar la disciplina, concentración y participación en la práctica pedagógica realizada, un comportamiento superior al de muchos jóvenes y adultos. Al salir de ese lugar pensé por largo tiempo en las cualidades de esos seres humanos y en la oportunidad que no aprovechamos para darles una crianza que les asegure alcanzar en sus vidas el desarrollo íntegro de sus competencias humanas.

Nuestra niñez tiene un potencial extraordinario para la superación, pero su progreso depende de la orientación básica en valores y principios en los primeros años de vida, que debe iniciarse en el hogar y consolidarse en instituciones escolares. Por esa razón es hora de revisar las costumbres que perjudican a la comunidad y analizar si la formación que hoy le estamos entregando en la casa a la infancia es la más adecuada. ¿Qué reglas de conducta enseñamos? ¿Les damos ejemplo de respetar a los demás, en especial a los adultos mayores? ¿A ser honestos, solidarios y justos? ¿Sembramos en ellos el amor por la ciudad nativa?

Las respuestas indicarán qué falta hacer para que esos niños que nacen hoy, como Allison, vivan en una mejor ciudad, donde todos sus habitantes tengan igualdad de oportunidades para conquistar sus sueños y transformar el mundo.

*P.U. Comunicación Social Periodismo

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