Columna


Las cosas por su nombre

ZULLY SALAZAR FUENTES

23 de septiembre de 2018 12:00 AM

Crear entornos seguros para que nuestros niños, niñas y adolescentes crezcan con libertad y respeto, es obligación de todos los colombianos, sobre todo de los gobiernos nacional y local, los prestadores de servicios de turismo, los padres de familia y los maestros.

Contrario a otros países, en Colombia y en Cartagena de Indias, reconocemos este flagelo y desde distintas instancias luchamos para erradicarlo.

Desde hace nueve años, Corpoturismo, la Fundación Renacer, y varios actores del sector turístico, unidos a UNICEF, avanzamos a través de ‘La Muralla Soy Yo’, que primero fue una campaña y luego una estrategia permanente contra el delito de la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niñas y Adolescentes (ESCNNA). Hoy tenemos aliados tan estratégicos como la Alcaldía Mayor; el Comité Interinstitucional Consultivo Contra la ESCNNA; el ICBF; el DADIS; la Secretaría de Participación; la

Policía de Turismo; Migración Colombia; la Defensoría del pueblo, ProColombia; Fenalco; Asotelca; Cotelco; Anato; y diferentes líderes comunales, a quienes agradecemos sus grandes esfuerzos.

Algunos resultados son capacitar en prevención y denuncia a 45 comunicadores sociales; a 1.500 taxistas; a 300 personas que prestan servicios como vender ostras, jugos, y alquilar carpas, entre otros.

Tenemos, además, 113 empresas, entre hoteles y agencias de viajes certificadas en The Code, un código internacional que garantiza buenas prácticas contra esta explotación.

En buena hora, la Procuraduría y la Fiscalía General asumieron el gran compromiso de investigar a los responsables, lo que comienza a dar resultados en el país.

Nuestros menores no están en venta y debemos llamar las cosas por su nombre. El “turismo sexual” no es un producto turístico aquí ni en ningún país del mundo. Hay turismo religioso, ecoturismo, turismo gastronómico o de sol y playa. En vez de turismo sexual, persiste un delito cometido por delincuentes, la versión moderna de esclavitud y explotación, y debe ser castigado con las más duras condenas.

En el Día Internacional contra la ESCNNA, pedimos dureza contra este abuso y eliminar los eufemismos. Los prestadores de servicios turísticos no ofrecen “turismo sexual”. No hay tampoco la “prostitución infantil”, sino delincuentes que abusan y esclavizan a los menores, sus víctimas indefensas.

Tengamos los ojos en todas partes para denunciar actos sospechosos y contribuyamos a salvar a nuestros niños de los depredadores, sean estos turistas, proxenetas, familiares, o amigos. Un niño salvado es una vida salvada.

*Presidenta de Corpoturismo
 

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