Hace unos días los gobernadores costeños firmaron la creación de la Región Administrativa de Planificación (RAP) Caribe. El evento tuvo que ser trasladado de la Universidad del Atlántico por la protesta de un grupo de estudiantes. Los universitarios manifestaron que apoyaban la RAP pero la quieren sin los malos manejos que ha caracterizado a la administración pública de nuestra región. Aunque el método empleado por los jóvenes no fue el más indicado, sus temores probablemente son compartidos por gran parte de los habitantes del Caribe.
La intención de la RAP Caribe es buena. Tener un organismo técnico que apoye los procesos de planificación regional sería de gran ayuda para lograr cerrar la brecha de nuestra región con el resto del país. La RAP podría, por ejemplo, señalar las inversiones prioritarias que orienten la gestión pública de nuestros gobernantes. Es claro que existe una debilidad en las dependencias de planificación costeñas y que no se adelantan proyectos de impacto regional. La RAP sería el mecanismo que permita superar ese vacío.
Los fracasos de los intentos de planificación regional que se iniciaron en el pasado no permiten ser muy optimistas sobre esta propuesta. Por ejemplo, recientemente la reforma que creó el Sistema General de Regalías (SGR) en 2011 conformó el Fondo de Desarrollo Regional (FDR), con el propósito de que se financiaran proyectos que tuvieran cobertura en dos o más departamentos. La idea era que las regalías no terminaran atomizadas en muchos proyectos pequeños, sin un impacto significativo en el bienestar de los costeños. Al revisar varios proyectos aprobados, la Contraloría encontró que el FDR continuó con la atomización de los recursos en pequeños proyectos con poco impacto regional. La mayoría de las inversiones se realizaban en un solo municipio y se seguían priorizando obras en cemento.
A pesar de las buenas intenciones detrás de la RAP Caribe, quedan dudas sobre el manejo y los resultados del nuevo organismo. ¿Qué garantía existe de que no terminará convertida en otra experiencia fallida? ¿Cómo asegurar que no estará capturada por grupos de poder que favorecen los intereses particulares sobre los colectivos? ¿Cómo se articulará la nueva institución de planificación con las actualmente vigentes en municipios y departamentos? ¿Cómo se financiará el nuevo organismo? ¿Cómo asegurar que no se convierta en una pieza burocrática más? A todos los costeños nos gustaría tener una mayor claridad, con el fin de que la RAP se convierta en una efectiva herramienta de planificación regional.
jbonetmo@banrep.gov.co
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