Columna


La pausa de Semana Santa

MAURICIO CABRERA GALVIS

20 de abril de 2014 12:15 AM

Queda poco de la vieja Semana Santa, con ayuno, visitas a monumentos, recogimiento el viernes santo y las mejores pintas para la misa de Pascua. Ahora es solo el puente más largo del año para buscar playas y descanso, y también para ponerse al día con muchos libros sin leer.

Entre los recién publicados, tres tienen una conexión de fondo; la dinámica del poder y la desigualdad social capitalista, con tres perspectivas: sociológica, histórico-política y económica.

Del sociólogo Zigmunt Bauman (premio Príncipe de Asturias en 2010) un ensayo: “¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?” (Ed. Paidos 2014), en el que da un no contundente a esa pregunta y una razonada crítica a un fundamento de la ideología conservadora y neoliberal: la mejor manera de ayudar a los pobres a salir de su miseria es permitirle a los ricos ser aún más ricos.

Bauman se pregunta por las raíces de esta ideología que beneficia a pocos y perjudica a la mayoría, impuesta en el mundo y escogida por los electores en procesos democráticos (incluso en Colombia, donde gobernó como la pomposa “confianza inversionista”).

Así retoma de Dorling los “principios de la injusticia”, basados en la mítica mano invisible que debe producir al bien común cuando cada individuo busca su beneficio individual: que el elitismo es eficiente porque pocos tienen las capacidades para mejorar la sociedad, que la exclusión es necesaria para la buena salud de la sociedad, que la codicia es buena. Y concluye: “Es esta colección de falsas creencias lo que hace que nuestra miseria colectiva, causada por nuestra voluntaria y casi irreflexiva sumisión a la desigualdad social siga y se perpetúe”.

El segundo libro de Iván Cepeda, “Por las sendas del Ubérrimo” (Ediciones B, 2014) puede leerse como comprobación empírica de la perversidad de esos principios aplicados desde la cúspide del poder en beneficio de los que gobiernan.

Es polémico pero con un enorme acerbo probatorio y documental, y Cepeda muestra cómo el expresidente que compró su reelección acumuló tierras en Córdoba y las valorizó con inversiones financiadas con recursos públicos, hoy investigadas por la Contraloría. En la terminología de Bauman es ejemplo de creer que la codicia es buena.

Cepeda dedica otros dos capítulos a las relaciones del expresidente y su círculo íntimo, con el paramilitarismo, comprobadas incluso por el gobierno norteamericano, que pidió extraditar al general Santoyo, jefe de seguridad del expresidente, por cómplice y auxiliador de narcotraficantes y paramilitares. Acá la codicia pasa a lo penal.

El tercer libro, “Capital en el siglo XXI” (Harvard 2014), del economista francés Tomas Piketty, es aclamado como el mejor de economía de las últimas décadas. Su análisis será para la próxima.

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