Columna


La mujer

CARMELO DUEÑAS CASTELL

04 de marzo de 2015 12:01 AM

Era hermosa, como toda mujer. El padre de los mortales y el mayor de los dioses  la vio un día jugando cerca de la playa y, a partir de allí, se empecinó, como muchos mortales, en poseerla. La candidez y pureza de la mujer solo lograron incrementar sus ya inmensos deseos carnales.

Ella, hija del rey de Tiro, en Fenicia, vivía tranquila en el mediterráneo oriental. El deseo y la necesidad llevaron a Zeus a una metamorfosis. Se transformó en un toro blanco, tan grande como manso. Tal transformación sirvió de ejemplo y precedente para todos los machos, independiente de la especie. A partir de ese momento el hombre ha seguido un patrón similar al momento de cortejar a una mujer.  Convertido en un hermoso toro, Zeus le pidió a Hermes, su hijo, que lo infiltrara en el rebaño y que lo condujera cerca de la bella doncella y sus amigas. Camuflado entre las reses del padre de la víctima y ya en el maravilloso pastizal, cerca de la playa, el imponente animal inicio el conocido proceso del cortejo. Claro, Zeus era totalmente blanco a diferencia del resto de los toros, negros como la noche. El toro, asumiendo su papel de dócil animal, se fue acercando a la preciada presa mostrándole su mansedumbre y garantizando la seguridad de la dama. Hasta el punto que esta lo adorno con guirnaldas y luego llegó a sentarse encima de la suave piel del animal, sobre su amplio lomo. El sumiso, ella confiada y tranquila.

Tan solo fue que Europa, que así se llamaba la doncella, se sentara en el brioso animal para que este saliera volando hacia el mar, ante la angustia de las amigas y con los vientos y divinidades marinas como celestinas. Sin embargo, las decenas de pinturas y esculturas que recrean este mito muestran a una Europa cabalgando tranquila e incluso feliz sobre el Zeus taurino. Así llegaron a las costas de Creta donde Zeus le dio a Europa un hermoso collar y tres regalos más. Europa a cambio le dio tres hijos.

De este mito, el rapto de Europa, nació un continente, la constelación de Tauro y muchas obras de arte, entre ellas una hermosa escultura de nuestro maestro Fernando Botero. Todos los billetes de Euro llevan un retrato de la maravillosa doncella en la marca de agua y el holograma que certifican su autenticidad y que se basan en la representación de la princesa fenicia en una vasija griega milenaria que reposa en el museo del Louvre.

Marzo es una excelente excusa para homenajear y reconocer el largo y difícil camino recorrido por la mujer desde el oscurantismo de los tiempos hasta la lucha actual por equilibrar la dura dualidad de la igualdad hombre-mujer con las evidentes diferencias de género. En ese proceso ha padecido discriminación y maltrato laboral y personal reflejados en aquel 8 de marzo de hace más de 150 años en una miserable textilera de Nueva York. Europa, la doncella, es la viva representación de la mujer, hermoso y férreo centro, madre y origen de todo.

*Profesor Universidad de Cartagena

crdc2001@gmail.com

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