Aterrado se declaró el maestro del periodismo Juan Gossaín, por la corrupción tan liberada en estos tiempos; de la cual habría que alarmarse por lo que siempre he denominado la inversión de valores, sin desconocer que la corrupción es tan vieja como las putas, así sea las tristes de García Márquez.
La antigüedad del oficio no da para mantener el umbral de la tolerancia a tan despiadado ejercicio, donde realmente todos tenemos culpa y somos partícipes de ella en una u otra forma, sin que se preste esto para armar gritería.
La corrupción es casi una guachafita, que es como designan los jóvenes costeños a aquello que se gozan sin mayor importancia, siendo que debería tenerla toda.
“La corrupción está fuera de control y sin embargo, nosotros la toleramos como si fuera la cosa más natural del mundo” dice textualmente Gossain, y la sola tolerancia, nos hace partícipe.
¿Quiénes tienen declaradas sus propiedades por el valor real comercial? ¿Es eso corrupción?, ¿la “mordida” de los burgomaestres es corrupción?... son negocios, me dijo un gran descarado corrupto mariano.
De mi parte me curo en salud y si bien difiero de la teoría de los Nule, que la corrupción es inherente al ser humano, todos en cualquier momento de la vida, así sea pasándonos conscientemente un semáforo en rojo, hemos transgredido las reglas.
Hago un paréntesis, para responder cortésmente a los lectores que indagaron referente a la columna anterior, controvertida por demás, donde pregunté ¿cómo le meterán los votos al diputado electo de Sucre alias “peyi” Paternina? Lo que quise decir es que el diputado alias “Peyi”, no tiene trayectoria política y que recuerde a congresistas como Miguel Alfonso de la Espriella, lo investigaron por haber obtenido demasiados votos, en sitios sin injerencia, siendo electo congresista con burla a la democracia. Llama la atención el resultado de este diputado, por su falta de ascendencia política departamental. ¿Fue dinero o no su mayor plataforma política? no lo sé, tal vez si, tal vez no; ¿de dónde?, de serlo, seguro no sería el único caso en Sucre o en Colombia. Las demás preguntas que me han hecho llegar, las responderé posteriormente. De mi parte estoy dispuesto a escuchar y a responder.
Gossaín y su alarma por la corrupción, señala a la justicia como el principal bien público, que para desgracia de todos está invadido por muchos corruptos, con la potestad de quitar la libertad a una persona inocente, haciéndolo sin escrúpulo alguno, porque las mafias han penetrado el tan anhelado y vital servicio público, quedándole a los mortales la esperanza de la justicia Divina, que es más implacable y justa con el tarde que temprano, porque la terrenal, en más de un caso, la perdimos.
En su valiosa crónica, Juan Gossaín nos indica que, “las investigaciones internacionales más confiables confirman que Colombia es, según la percepción de sus propios habitantes, que llega ya al 79,6 por ciento, el segundo país más corrupto de América, de toda América, desde Alaska hasta la Patagonia. Solo nos supera Venezuela, con el 80 por ciento, lo cual significa que apenas nos separan cuarenta centésimas” Esto es para llorar, mas no, para no corregir y evitar caer en la desesperanza que lanza lapidariamente la periodista Salud Hernández cuando dice “todos son iguales” . gusmonfe@hotmail.com
Coletilla: En Sincelejo, una institución de salud está repartiendo cartas de despido con grito incluido, porque algunos trabajadores “no respondieron políticamente”; informan que hay grabaciones.
Coletilla: ¿ronda la estafa en Chinú Córdoba?
Coletilla: ¿tendrá un poco de vergüenza Dionisio” el hermoso” alcalde de Cartagena y descolgará sus irrisorias fotos de las escuelas, antes que se las arrinconen?
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