La maravillosa noticia del rescate de los doce niños tailandeses y su entrenador de fútbol, llenó de alegría a las familias de los rescatados, al pueblo tailandés, y al mundo. El hecho nos deja poderosas enseñanzas, sobre todo, en estos tiempos de indiferencia espiritual.
El regreso a sus hogares de estos pequeñitos, deja lecciones fundamentales, toda vez que la ruta de la libertad y la vida estuvo de la mano del profesor Chanthawong, monje Budista, que fiel a la fuerza de sus creencias, supo infundirle a los niños la certeza que serían rescatados sanos y salvos, haciéndoles sentir, en tan dramáticos días, que una suprema fuerza espiritual, estaba presente.
El Budismo es un sistema ético que considera a la sabiduría como la fuente de la felicidad, en donde las virtudes habrían de dominar la mente. “Domina por completo tu mente,” enseñó Buda.
En ese orden el soporte de las bendiciones, estaría centrado en la sabiduría, en donde la espiritualidad sería insumo fundamental, el dominio de los pensamientos y la aplicación de las ciencias. Las religiones contienen gran parte de esas premisas, que de ser aplicadas, sin fanatismos, de seguro orientarían una sociedad diferente.
La fe “mueve montañas”, dice inédito refrán. La biblia Valera, señala en mateo 17 :20, “ porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible; ella, la fe, es también mística, física y metafísica, no puede ser ciega, por ello, acompañada de la sabiduría y de las disciplinas científicas, produce maravillas.
Es por ello que pese al mortal peligro y el encerramiento en la inundada cueva Tham Luang, en Chiang Rai, norte de Tailandia, el monje budista, y los niños, siempre estuvieron optimistas, seguros que serían rescatados. Fe y dominio de la mente, como han sido entrenados los budistas, son sin duda poderosos instrumentos, contra las adversidades.
Los héroes del glorioso rescate, que vencieron los más peligrosos obstáculos, fueron los buceadores Richard Stanton y John Volanthen, el médico australiano Richard Harris, el entrenador Ekapol Chanthawong y el jefe de la operación Narongsak Osatanakorn, que de seguro, en sus mentes y acciones técnico científicas, fueron guiados por manos espirituales. Ellos, hicieron el milagro. La ciencia es objetivamente mágica.
El peligro, las amenazas que asechaba a los niños, no fue óbice para que perdieran la fe, ni para que se desesperaran, al punto que en tal difícil situación uno de ellos, escribió : "Mamá, papá, les quiero. Estamos bien. No se preocupen, Uno de esos buzos que están cuidándoles en la cueva recoge el mensaje de todo el grupo en otro manuscrito. "Los niños dicen que no se preocupen. Cuando salgan, quieren comer muchas cosas. Una vez fuera, quieren ir directos a su casa. Profesores, ¡no les den mucho trabajo por favor!". Bendito sea Dios, hay que “creer para ver”. Aprender del Budismo, y de todas las espiritualidades.
El mundo invisible de las ciencias ocultas, exotérico, el conocimiento ancestral, experiencial y científico, han producido y seguirán produciendo, resultados prodigiosos, extraordinarios hechos, que ojalá, puedan llenar de esperanzas a una sociedad que transita desde siglos por una trágica, angustiosa y dolorosa situación.
La doctora en filosofía y letras Annie Besant, Teósofa (Disciplina que estudia el conocimiento de Dios), resalta con profundo respeto a la libertad de cultos, las verdades eternas del budismo, que no fue castrado ni disminuido hasta su más mínima expresión, como la espiritualidad africana, tantas veces satanizada por los colonizadores europeos.
Nos explica Anni Besant en su obra, las siete grandes religiones, que Siddhartha Gautama, Buda, siglo VI a C., cuyo nombre, “significa el que ha conseguido su objeto, a causa de haber profetizado su brahmana, será maestro e iluminador de las naciones y la tierra”.
El budismo, agrega Besant, es considerada una de las grandes filosofías espirituales del cosmo, forma sustancial de vida, escrita en el más elevado sistema ético, unido a la libertad de pensamiento, que indica como llegar al eterno árbol de la sabiduría, estado de Nirvana, iluminación, en donde han de desparecer los estados de impurezas de los seres humanos.
El budismo, según Annie Besant, es camino hacia la sabiduría, el cual considera el manantial donde fluyen todas las noblezas. El hombre virtuoso, disposición del alma que tiene como carácter necesario ser útil, o producir felicidad, concepción aristotélica de la ética.
La iluminación humana implicaría encontrar el ducto que elimine las bajas pasiones, la avaricia, la codicia, el odio, el, egoísmo, entre otras imperfecciones humanas.
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