Columna


Justicia vs Corrupción

GABRIEL RODRÍGUEZ OSORIO

24 de septiembre de 2018 12:00 AM

En las redes sociales se divulga un video escalofriante por lo crudo de las imágenes, parece que sucedió en un país hispanoparlante. Un par de sujetos, quienes intentaban robar unos niños para vender sus órganos vitales, fueron capturados por la muchedumbre  y quemados vivos ante la concurrencia feliz de un gran número de ciudadanos. Aunque la escena es cruda y salvaje, da la sensación que se aplicó la justicia al ver cómo arden ese par de bandidos. Pero todo sucede, que no debería, porque la justicia no funciona y la gente tiene que tomarla por sus propias manos. Creo que en esa población, donde sucedió el caso, no habrá quien intente robar más un niño. Hay suficiente castigo y escarmiento.

No hay peor corrupción, es el epítome de ella, cuando los jueces se corrompen, que es el caso colombiano. No busquen la fiebre en las sábanas, de estar desviando el tema a otras instancias. Si a los congresistas, ministros y demás bandidos que se han robado los dineros del pueblo no se les perdonara sus ilícitos, los encarcelaran intramuros, se les prohibiera hacer política de por vida e inhabilitarlos para contratar con el Estado, y proscribirlos al ostracismo social, la cosa sería a otro precio.

Yo incluso pienso que el caso colombiano es tan delicado y tocó fondo, que hay que abrir el debate de la cadena perpetua o la pena de muerte para ciertos delitos, entre ellos el electoral. Y mientras se toman esas delicadas soluciones, pedir la intervención de la justicia colombiana por parte de una comisión de juristas de la OEA para poder practicarla.

Lo peor de los corruptos es que no se creen corruptos, precisamente por la laxitud de la justicia, y las penas aplicadas. Hay casi que un perdón por las fechorías realizadas y no se llega a lo más importante, castigo intramuros severos y devolución del patrimonio robado.

Si no hay buenos jueces y magistrados no habrá nada que hacer, así se tomen medidas en otras instancias del Estado, por la sencilla razón que son los jueces y las cortes las que aplican o no los castigos.

El Dr. Jaime Castro dice: “Hoy, existe un pernicioso cordón umbilical entre el Gobierno, el Congreso, los partidos, las altas cortes y el Consejo de la Judicatura, que también administra la carrera judicial. Ahí está el origen de la politización de la justicia. Urge asegurar la independencia de la Rama Judicial. Ninguna instancia política debe intervenir en su conformación”.

También dice la Dra. Vivian Morales: “La corrupción se combate con justicia, pero si la corrupción se tomó las altas cortes hay que hacer algo, porque estamos a punto de acabar con la institucionalidad del país. Los colombianos están indignados con los partidos políticos, la justicia, las cortes, el Congreso y en ese camino de confusión se pueden abrir las puertas para cualquier salida antidemocrática y de ofertas populistas”.

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