Columna


Horas de cambio

ROBERTO BURGOS CANTOR

06 de octubre de 2018 12:00 AM

Una vez, Adolfo Meisel agitó el adiós a la vieja numismática, los imposibles equilibrios entre el motivo político y la razón económica, se fue a regentar una universidad cuyos diseño y horizonte estuvo en manos, durante treinta y siete años, de Jesús Ferro Bayona. Él, su secretaria general y la directora del grupo Cayena, en lo que respecta a la literatura y a las artes, tuvieron un espacio de encuentro por donde pasaron poetas, narradores, pintores, músicos, críticos literarios. Y las excelentes publicaciones.

La reflexión de Meisel Roca, titulada El liderazgo y el futuro del Caribe colombiano, empezó a marcar un rumbo. Muchos se preguntarán qué quiere decir rumbo. A quienes pedían ingreso a los viejos conventos se les exigía la obsesión de Dios. A los que solicitaban entrar a las escuelas de medicina, el requisito indispensable era el empeño de curar. Ni qué decir lo que exigían las carreras de derecho: el sueño indeclinable por la justicia.

Ahora, como si los dioses y las gracias hubieran castigado a los humanos, la mayoría de quienes estudian, piensan en el dinero. No quiere decir que haya un desprecio moralista, no, se trata de que no sea lo primero, ni lo fundamental. Vendrá por añadidura.

En este contexto de confusa desgracia es donde adquiere un sentido de urgencia virtuosa la lección rectoral. Como si se hubiera propuesto responderle a tantos jóvenes, enfermos de incertidumbre: miremos qué es lo que pasa con nosotros. ¿Vamos a reconstruir comunidad?

Entonces el rumbo es la reflexión, en ocasiones dolorosa por injusta, de lo que ocurre con nuestro país natal.

Un concepto integrador que propone el rector es mirar el Caribe que nos incumbe ahora, como una región. Volver fortaleza y rica conjunción de diversidades tejidas ese mundo desde la Guajira hasta Cartagena del Caribe. Tanto que nos muestra Fals Borda en sus estudios de rediseño territorial. 

La lectio afirma que las relaciones de la región Caribe y el resto de la nación, desde los inicios de la república, han sido de tensiones y desencuentros.

Con el tiempo, se fueron afianzando estereotipos que permanecen y que han terminado por arropar a todos. Parecería que las plagas de Egipto son criadas en nuestras probetas.

Unas detalladas estadísticas muestran la sobrevivencia del centralismo, su imperio, y de qué manera ello no se corresponde con el potencial electoral. Jugamos a la democracia, el orangután del maestro Echandía.

La acción colectiva de Meisel Roca, pone la inspiración ética en la formación de especialistas y expertos. Despierta la esperanza. Renueva la vida. A lo mejor nos salve.

 

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