La miseria arrastra el alma de los miserables que hacen míseros a los más desvalidos.
Aparentemente los subyugadores son triunfadores de oficio, pero la putrefacción de su esencia es en realidad su único capital y trofeo a mostrar.
El atropello a que se somete a toda una población por parte de los poderosos resulta en una mezcla de impotencia, rabia, tristeza y vergüenza.
Decirle a los omnipotentes masacradores sociales que son unos diabólicos hijos de putas es una ofensa para esos hijos, para las putas y hasta para el mismo diablo.
No logro comprender como sin el más mínimo asomo de sonrojo son escoltados por el estado los picaros carentes de inteligencia moral; mientras se pide la más severa de las condenas para un niño sicario producto del hacinamiento, maltrato infantil, incluido muchas veces el abuso sexual, dando como consecuencia un cóctel de desesperanza donde los arquitectos y estrategas de esa miseria son los corruptos que visten de lino y como rin rin renacuajo van muy tiesos y manos. ! Bandidos! , merecedores de la más caldeada hoguera.
El campo es a la sociedad igual que la familia, la base de ella; sin embargo observar a los ancianos labriegos trajinados por el sol en rebatiña con los jóvenes por un jornal bajo el más inclemente sol, siendo el pago entre 15 mil y 18 mil pesos; produce la más frustrante de las sensaciones, alimentada por la ira de las "vacas que más cagan" como dicen los campesinos de quiénes cuales dioses esclavizan a los vulnerables mortales.
Sabiamente un anciano, adusto jornalero, mientras clava con fuerza y sudor el rígido y rudimentario barretón en la reseca tierra, dice a un curioso niño: estudie que este trabajo ya se acabó, ahora todo es tecnología. Cierto es, no se equivoca, pero mientras ellos sudan profusa y paradójicamente sin gotear, otros descuartizan sin asco el país y son llamados "don". ! Que injusto!; muy injusto porque ese vulgar atropello de los míseros fuertes confina a los débiles a vivir en las más precarias condiciones y miseria; al tiempo que los atropelladores banqueros y corruptos magnates del poder político usufructúan lo que jamás les ha pertenecido .
Así es imposible luchar contra la inequidad sino se toma conciencia del mal causado y se actúa con responsabilidad en su reparo, con respeto a la dignidad humana, en vez de pensar arrebatarles lo poco que les queda embriagándolos, manipulando la conciencia del analfabetismo, convertido en el caldo de cultivo de los que destrozan las esperanzas.
Apostarle a la equidad social, que no es lo mismo que la igualdad, pero si pariente cercano de la justicia, es quitarle el suministro de combustible a la guerra; de lo contrario continuaremos incinerándonos en el acabose.
Coletilla: El hospital Universitario de Sincelejo se desborona y las autoridades de control no se dan por enteradas. ¿El gerente Jhon Bitar, en que anda?
Coletilla: La protesta de los pendones con la fotografía del alcalde de Cartagena, Dionisio, “el hermoso”, me informa que será con la misma imagen que dictatorialmente enmarcó el alcalde en los colegios públicos, pero que lo colocarán con la cabeza hacia abajo, es decir “patas arriba", como dicen tiene a la ciudad.
Protesta al fin de cuentas y derecho a ella que existe en un país democrático.
Coletilla: La Policía Nacional no se ha pronunciado sobre el caso denunciado de la pérdida del ojo del joven Carlos Hernández, según él a manos del ESMAD en Sincelejo.
Enrique Nates Guerra, viceministro de transporte, con vínculos con Sucre…esperemos
gusmonfe@hotmail.com
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