Es curioso, pero dos de las decisiones más trascendentales en la vida las tomamos sin ningún tipo de manual de instrucciones: el matrimonio y los hijos. Con razón cualquiera termina conociendo más sobre el funcionamiento de su celular o computadora, en comparación a cómo funciona (piensa) su núcleo familiar.
Algo que puede ayudarnos en la construcción de esa convivencia y educación en el hogar, sería entender algunas diferencias en el cerebro de ambos sexos. Veamos: 1) La más importante: hombres y mujeres tienen variaciones notables en su razonamiento, conducta y comunicación, y todo tiene que ver con el rol que desempeñó cada uno en los 200.000 años de historia evolutiva del homo sapiens. Es decir, mientras los hombres cazaban (eso significa que pasaban mucho tiempo en silencio), recogían alimentos y proveían la seguridad en la familia, la mujeres criaban a los niños, cuidaban a los ancianos y socializaban con su vecina de cueva.
2) Producto de lo anterior, es claro que las mujeres desarrollaron un cerebro más comunicativo y social. Mientras ellas hablan en promedio unas 30.000 palabras al día, los hombres conversan unas 10.000, máximo. El hombre es más práctico en sus decisiones. Ellas tienen más desarrollado su sistema límbico (el de las emociones), lo que mejora sus vínculos afectivos. Entonces, ya podemos entender por qué los caballeros son más dados a resolver las disputas yendo al grano, mientras las damas prefieren el diálogo extenso y detallado.
3) Y siguen las diferencias: como las mujeres tienen una mayor carga emotiva en su cerebro, también son más propensas a las depresiones (la relación es tres a uno). Sin embargo, en el caso de los suicidios, los hombres actúan tres veces más que ellas. Como proveedores de la seguridad ancestral en la familia, a los caballeros no les gusta mostrarse vulnerables y les cuesta reconocer sus fracasos. Las damas, por el contrario, son más abiertas a recibir consejo o ayuda psicológica; pero a la hora de las decisiones, son más fregadas: el 75% de las separaciones son promovidas por ellas.
4) Ojo con ésta, que puede ayudar: según estudios neurológicos recientes en la Universidad de Pennsylvania, los hombres apagan el 70 % de su cerebro cuando están inactivos o en reposo (no necesariamente durmiendo). Las mujeres apenas desconectan el 10 % de su mente (¡Dios mío!). Por eso hay momentos donde el caballero desea algo de silencio o descansar, pero las damas están “pensando, pensando” y quieren conversar.
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