Columna


El debate

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

21 de septiembre de 2014 12:02 AM

Empecé a escribir estas líneas antes de producirse el debate que el Senador Cepeda le armó el expresidente y senador Álvaro Uribe. Las terminé una vez concluido ese montaje mediático, con la convicción de cumplir un deber moral frente a la gravedad de lo que presenciamos. 

No se trató de un ‘debate de control político’, derivado de citaciones a funcionarios para responder por su gestión. Tampoco fue un ‘debate político’ que respondiera a la confrontación de ideologías y propuestas alrededor de grandes temas nacionales. ¡Cómo extrañamos esos debates en el Congreso!

Esa ‘encerrona’ buscaba un ‘juicio político’ a Uribe, a su Gobierno y lo que representa para la política contemporánea. Cepeda se erigió como fiscal, pretendiendo probar presuntos delitos del expresidente y lograr así su objetivo: la condena política de un gobierno que restableció la esperanza y puso a guerrilleros y paramilitares a merced de la Ley; que confrontó a las Farc como simples criminales, y no como negociadores en un proceso de paz que todos los días traicionan.

A ese falso debate le faltó su contracara. Allí no se habló de Farc-política ni de combinación de formas de lucha, porque el debate hace parte de esa combinación; un insumo para esa historia que se está narrando mal en la comisión exigida por las Farc para el esclarecimiento histórico del conflicto a su acomodo, es decir, con total impunidad.

Hay que desentrañar esa realidad que se pretende diluir en la socialización de la culpa –todos somos culpables- y la cínica trasposición de su papel en la violencia. Las Farc dicen ser víctimas de una sociedad injusta y unas instituciones ilegítimas. Si no se corrige esa distorsión, además de mal escrita la historia, Uribe y quienes hemos condenado la violencia narcoterrorista y su legitimación en La Habana, sufriremos el efecto contrario: pasaremos de víctimas a victimarios.

El debate anda ese camino. Ni Cepeda cree su afirmación de que no es contra Uribe, sino apenas un “debate de control” a las autoridades que deben actuar frente a presuntos nexos ilegales del expresidente. Si no es contra Uribe, ¿por qué vocifera ante los medios exigiendo su presencia para que responda? ¿Por qué la Mesa Directiva permite que un improcedente juicio político se disfrace como debate de control? ¿Por qué la Comisión Segunda asume competencias que no tiene, si los jueces de un presidente son el Senado y la Corte Suprema de Justicia?

El mismo Cepeda ha destapado su mentira ante los micrófonos, ratificando su objetivo de enjuiciar a Uribe, de acusarlo donde no puede, de hacerle un juicio político que no le puede hacer, de deslegitimarlo a él y a su movimiento, y así amojonar la insostenible posición de las Farc en las negociaciones. Otra pieza en esa funesta combinación de todas las formas de lucha.

*Presidente Ejecutivo de Fedegán
josefelixlafaurie.editoriales@fedegan.org.co
@jflafaurie

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