Columna


Desarrollo inclusivo

CRISTO GARCÍA TAPIA

28 de agosto de 2014 12:02 AM

En no habiendo un modelo de desarrollo para el campo colombiano, ni directriz de Estado y Gobierno para ponerlo en ejecución, hay que desplegarlo y trabajar con aquello que la tierrita da.

Que no viene a ser, como suele creerse de primeras oídas, un entramado para salir del paso mientras se busca “abordar un territorio de manera armónica con la comunidad y su entorno” y “enmarcado en una estrategia de comunicación y participación de todos los actores interesados en el desarrollo del territorio”.

Ni una estrategia basada en la “filantropía o asistencialismo”, como dicen los anales de este tipo de prácticas y avanzadas contra la pobreza, desigualdad e inequidad en el campo colombiano.

El modelo de Desarrollo Territorial Inclusivo (DTI) es una estrategia empresarial cuyo norte es la “inclusión de los productores rurales organizados, pequeños y medianos, a los mercados dinámicos, de manera sostenible, económica, social y ambientalmente”, permitiéndoles, mediante la combinación de Negocios Rurales Inclusivos (NRI), generar ingresos a corto, mediano y largo plazo.

Es el caso de los Montes de María, territorio en el cual y de acuerdo con las condiciones, clase y uso ancestral de la tierra que abarca esta subregión del Caribe, 700 mil hectáreas aproximadamente, se adelantan estrategias inclusivas en tabaco, ajonjolí, miel y leche (corto plazo), mango (mediano plazo), teca (largo plazo).

Son líneas que responden al concepto empresarial que establece el DTI, siendo la concertación y la suscripción de acuerdos con las comunidades participantes el eje sobre el cual se articulan los emprendimientos productivos para mejorar integralmente su componente socioeconómico con el apoyo de  empresas “ancla” asentadas en el territorio y gestoras de un modelo que ya arroja indicadores positivos como es el aumento del ingreso en las familias vinculadas.

Y el del restablecimiento del tejido social y de las relaciones entre comunidades, destruidos por la guerra y el conflicto que asoló aquellos espacios.

Si bien el modelo que hoy se ejecuta en los Montes de María, Sucre y Bolívar, responde a iniciativas de empresas asentadas en la zona: Argos, Tekia, Nutresa, Coltabaco, Postobón, entre otras, coordinadas por CECODES, el componente asociativo propio de aquellas comunidades, sus prácticas agrícolas, manifestaciones culturales y sostenibilidad ambiental, han sido clave para consolidarse.

Asumir componentes como infraestructura vial, agua, educación, salud pública y saneamiento básico, es deber del Estado para que la inclusión, la equidad y la productividad en el campo sean efectivas y reales.
*Poeta

elversionista@yahoo.es

@CristoGarciaTap

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