Columna


¿Cómo reconocerlos?

LIDIA CORCIONE CRESCINI

01 de mayo de 2018 12:00 AM

Escabroso todo lo que pasa en Colombia como país y en cada región. Duele vivir y sentir como hemos sido engañados y engatusados por personas que visten impecablemente, tienen ademanes de caballeros o damas, un lenguaje de ilustres y compostura intachable, además, un currículum académico que nos deja perplejos, anonadados y encantados ¿Cómo reconocerlos? ¿Cómo no sospechar de sus amangualadas intenciones en un concierto para delinquir de manera impecable, sin rastros ni huellas?

Día a día nos meten más el dedo en la boca todos esos que nos gobiernan, y lo peor de todo es lo que escucho por donde paso, “como hay que votar, votemos por el menos malo, por el menos bandido”.

Eso espeluzna, porque la mayoría de los ciudadanos que queremos ejercer el derecho al sufragio nos vemos abocados a tomar una decisión que no nos garantiza nada, porque votar por el menos malo da pie a que la estructura y el caparazón se quiebre más rápido, porque seguramente en ese enjambre de intereses que lo acompañarán en su gobierno, aparecerán demasiados lobos abandonando sus vestiduras de corderos para entrar con fuerza a hacer de las suyas.

Los noticieros muestran a diario la desmantelada de cuanto cartel han fraguado los chachos de la película: mermeladas, roscones, tortas, todos de responsabilidad limitada con máximo de socios para llenarse más rápido los bolsillos con las utilidades.

Evoco siempre a Aristóteles, quien para aquella época A.C, decía que los derechos políticos solamente podían adquirirlos los hombres, ya que las mujeres eran consideradas inferiores, limitadas de una manera natural: los hombres están destinados a mandar y las mujeres a obedecer. Entre los hombres, unos son considerados superiores por una determinación también natural, física e intelectual: los esclavos pertenecen al género de los inferiores, ya que la naturaleza los dotó solo de fuerza, pero no de inteligencia.

Si Aristóteles estuviera presente, se arrancaría la lengua al ver el significado que sus palabras encierran hoy día, porque si hay hombres (sin importar género), considerados superiores a otros, porque son los avispados (no necesariamente intelectuales ni aristócratas de vieja data).

Además, recalca que los poseedores de grandes fortunas, y dentro de éstos los más virtuosos, son los elegidos para dirigir la sociedad (solo a ellos les pertenece la ciudadanía). Por supuesto, Aris, los del billete son los que hacen el montaje, sin mover un dedo aparentemente, porque son los únicos con intereses personales para subir al trono a quien se esclavizará por ellos, promoviendo a su vez el hambre, la pobreza y la injusticia, por su agalludez desmesurada.


licorcione@gmail.com

*Columnista

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