Columna


Colega Timochenko

HENRY VERGARA SAGBINI

16 de enero de 2018 12:00 AM

Al principio no podía creerlo, pero las evidencias son contundentes: somos colegas. Compartimos, además, del dulzor en la sangre, ser hijos de provincianos y con chasis modelo 50. El próximo 22 de enero, su merced cumplirá 59 años de germinado en Calarcá, Quindío.

A mucho honor, estudiamos en colegios públicos: usted en el Rufino José Cuervo, de Armenia, donde aún recuerdan su carácter introvertido y la devoción por la lectura. Con su diploma de bachiller recién salido del horno y, como por arte de magia o de Fidel, fue becado para estudiar medicina y después cardiología, en la Universidad Patricio Lumumba, en Moscú, y recibió sólida orientación como sembrador de embriones comunistas en el continente americano.

Abandonó su nombre de arriero, Rodrigo Londoño Echeverry, por el de “Timochenko”, en honor a Semión Timochenko, ciego y feroz militar ruso, quien, en plena batalla, no distinguía entre enemigos, amigos o niños inocentes.

Ya en Colombia en 1982, uniformado a imagen y semejanza del Che Guevara, médico efímero como usted, engavetó, hasta ahora, su diploma de cardiólogo y a sus 27 años se incorporó, por siempre, a las Farc, ascendiendo vertiginosamente: hoy es su comandante supremo y candidato presidencial pero, eso sí, con el escuálido 1% de favorabilidad en las encuestas. Se le reconoce el mérito de firmar el controvertido Acuerdo de Paz de La Habana, desactivando nuestro sangriento y vetusto conflicto armado. Al fin los prehistóricos camaradas aceptaron que siempre será mejor una mala paz que una buena guerra y que, la palabra “revolución”, se cambió hace rato por “evolución”.   

Pero tengo una duda, colega Timoleón: si sus héroes fueron siempre Lenin y Marx y no Hipócrates y Esculapio, ¿por qué diablos estudió medicina? En este apostolado se exige profundo respeto por la vida humana, sin esguinces ideológicos, guiados solo por principios éticos supraconstitucionales: “Lo primero es no hacer daño y tratar a los demás como exiges que te traten a ti y a tu familia”. Entonces, ¿cuándo cambió fonendoscopio por fusil, tensiómetro por collar bomba, recetarios por volteo, aspirina por cocaína y heroína, termómetro por cargas explosivas contra el Club El Nogal y el desfibrilador por las minas quiebrapatas?

Si después de su fracaso electoral decide laborar como galeno, le pagarán de milagro en milagro y prepárese para gastar sus ahorritos de la sucia guerra. Si en los últimos 30 años no actualizó sus conocimientos médicos, pierda cuidado, colega Timochenko, pues en el reinado de la Ley 100 y su  jauría de EPS, todo se cura formulando ibuprofeno.


hvsagbini_26@yahoo.es

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