Columna


¿Coalición o populismo?

DARÍO MORÓN DÍAZ

04 de noviembre de 2017 12:00 AM

Con la firma del Acuerdo de Paz de La Habana, se acabó con más de cincuenta años de una violencia asimétrica y fratricida, que ocasionó millones de muertos y el desplazamiento de los campesinos en los campos de la Colombia profunda de la que habla Humberto De la Calle. Con ese nuevo panorama se esperaba que se abriera un horizonte de paz, reconciliación y de reinstitucionalización del Estado. No obstante los cultores de la guerra esperaban agazapados para iniciar una batalla contra la paz, sin importarles ese nuevo clima de convivencia.

Infortunadamente fue el propio Ejecutivo el que les facilitó su estrategia, debido a que insólitamente, apoyó el embeleco del plebiscito. Así se inició la batalla contra la paz. Fue una campaña de “alcantarilla”, que utilizó todos los medios, para propalar mentiras, falsedades e inclusive se acudió a la identidad de género, falacia esa prohijada por pastores y religiosos retardatarios, que atemorizaron a la gentes más humildes y vulnerables con tales inventivas sobre los acuerdos de paz. Fue la más clara y explícita expresión del populismo de derecha. La absurda propuesta del Ejecutivo la aprovechó ese variopinto populismo contra la paz de Colombia.

Ante la proximidad de la elección presidencial del 2018, es evidente que se inicia una lucha ideológica en un país vencido por el pesimismo y la desconfianza de los ciudadanos con la dirigencia de sus colectividades políticas. Los partidos han quedado diezmados por el oportunismo politiquero y la aparición del populismo. La desvertebración de las colectividades es el resultado de la ausencia de ética política, terreno abonado para que germine el virus populista contra la democracia. Es necesario que los demócratas se reagrupen para recuperar el rumbo del país hacia un estado de bienestar, que promueva la lucha contra la inequidad. Colombia es un país social y políticamente inequitativo.

Por ello es imperativo conformar una gran coalición de los demócratas, de los del centro, de la izquierda, de las juventudes universitarias, de los campesinos desplazados, para enfrentar ese populismo en el próximo evento electoral.

Los absurdos acontecimientos que ocurren en el Congreso, sumados a la crisis de la Justicia y la corrupción, no deben prevalecer en el país, todos esos son factores precipitantes de una anomia social que solamente puede ser contrarrestada por quienes defienden la convivencia, los auténticos defensores de la democracia y de la paz.

Esa gran coalición de los demócratas de Colombia debe ser encabezada y llevada al buen suceso por el estadista Humberto de la Calle Lombana.

 

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