Columna


Cese al fuego: un resultado

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

25 de enero de 2015 12:00 AM

Pensé en poner entre interrogaciones la segunda oración del título, pues, en mi sentir, la dicotomía entre los objetivos del Gobierno y las Farc está en base del debate por la instrucción presidencial de negociar un cese al fuego bilateral.

Desde la posición inicial del Gobierno, la cual comparto dentro de mis reservas ampliamente expresadas sobre la legitimidad de las negociaciones, el cese al fuego bilateral no es siquiera un concepto aplicable, pues nadie, que yo sepa, le ha otorgado a las Farc el reconocimiento como ejército legítimo, es decir, la condición de beligerancia, única desde la cual se podría firmar un armisticio o acordar un cese al fuego bilateral que solo ocurre entre ejércitos formales.

Hasta ahora –eso creo– todavía estamos frente a un grupo terrorista, narcotraficante y dedicado a otros delitos como la minería ilegal y la extorsión. No en vano el presidente autoriza a su ministro de Defensa –o no lo desautoriza– a seguirlos llamando públicamente “bandidos” y “terroristas”, aunque ese tratamiento esté vedado en el escenario de La Habana. 

Es cierto también que el Gobierno aceptó negociar, haciendo concesiones que nunca debió haber hecho, con el único objetivo de eliminar ese foco de violencia; de lograr el cese al fuego definitivo por parte de las Farc como resultado. Lo que se negocia son las concesiones, el precio para alcanzarlo.

La inequidad, la pobreza, la espuria justicia, el abandono rural, la corrupción, las carencias en educación y salud, todos son temas que, a partir de la seguridad como bien fundante, el Estado debe enfrentar para alcanzar la verdadera paz, con Farc o sin Farc. Es decir, no son para el Gobierno el objetivo de la negociación, que sí lo es el de la seguridad.

Por eso siempre se ha reafirmado el deber constitucional de las Fuerzas Militares de garantizarla en todo el territorio y en todo momento, sin cese alguno. Por eso la posición inicial del Gobierno fue –y debería seguir siendo– de cese al fuego solo “hasta que firmemos el fin del conflicto”, porque la Fuerza Pública, sin incumplir su mandato, solo podrá dejar de perseguir a las Farc por sustracción de materia, es decir, cuando dejen de ser una amenaza, nunca antes.

Para las Farc, por el contrario, el cese al fuego no es el objetivo. Su meta es la imposición de un modelo comunista de Estado y de sociedad. Disparar o dejar de hacerlo es accesorio, mientras conserven el poder disuasivo de las armas. En sus zonas de influencia, aunque el Gobierno no quiera verlo, no se mueve un dedo sin su autorización, no se compra ni se vende, no se entra ni se sale, y persiste la vacuna por res, hectárea cultivada o por ventas en cualquier negocito de subsistencia.
Por eso no tienen afán y no aceptan la paz como algo “…susceptible de ganar por vencimiento de términos”. Tocará creerles cuando afirman que “Lo verdaderamente importante para la firma de un pronto Acuerdo Final es la disposición del Gobierno nacional para ceder ante nuestras propuestas, claramente expuestas en casi todas las materias pendientes”. Advertencia o amenaza, ese es su único objetivo.
*Presidente Ejecutivo de Fedegán

Para las Farc, por el contrario, el cese al fuego no es el objetivo. Su meta es la imposición de un modelo comunista de Estado y de sociedad. 

*josefelixlafaurie.editoriales@fedegan.org.co

@jflafaurie

 

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