Hay que tener la cara dura para atreverse a decir un tal Vargas, oficiante de columnista, que Petro, candidato presidencial de Colombia Humana, viene creciendo mucho “porque ha hecho una sorprendente demostración de poder económico”.
Vaya razonamiento anodino el de este abortado ministro de Gaviria, cuando al no encontrar el galimatías apropiado que le diera de alguna manera en demeritar, a la vez que rehusar las capacidades y altas competencias de Petro, acaba por reconocer que la razón de su constante “trepada” en las encuestas, es porque “Petro está haciendo una campaña inteligente”, y porque “se quedó con casi todo el voto de la rabia”.
Que no viene a ser tal voto, el mayoritario que provoca, despierta, y depositará por Petro en la primera vuelta, “esa legítima indignación que sienten millones de colombianos con el desenfreno de la corrupción, con el descaro de que hacen gala muchos políticos de los partidos tradicionales”.
Y, ¡oh Vargas réprobo!, porque Petro “luce como un líder diferente frente a la mafia de los mismos con las mismas que ha hastiado a amplios sectores de votantes”.
Esa sí es razón suficiente, imperativa, categórica, por la cual Petro sobrepasa el techo que ponen los propagandistas de alquiler, saltimbanquis que plantan su tienda en cualquier candidatura.
Y porque, como lo comprobó Vargas, “millones de colombianos” vamos a votar contra la corrupción desenfrenada e incontenible; contra las mafias de los mismos con las mismas entronizadas en el poder hace 200 años; contra un modelo económico excluyente y atrasado, incapaz de modernizar nuestra economía capitalista diversificándola y transformándola en generadora de bienes de capital, ciencia, tecnología e innovación, como vectores básicos de su productividad y competitividad.
Esas son, repetimos, las razones por las cuales Petro sube, sube, sube, y será presidente de Colombia, y porque, como lo proclama Vargas, “Petro sonríe, habla de cambio y renovación, y hasta hace chistes”.
Y no, Vargas, por cuenta de la “financiación de un grupo de empresarios de la región Caribe que habrían recibido la instrucción del presidente venezolano de mantener lleno el tanque de la campaña petrista”.
¿Alguien se imagina a un líder empresarial de la integridad de Antonio Celia, y de otros como él, “gente exitosa y decente y con compromiso social”, Rafael Simón del Castillo, Cartagena, Oswald Lowey, Barranquilla, José Ignacio Diazgranados, Santa Marta, Juan Carlos Quintero, Valledupar, por orden del presidente Maduro llenando “el tanque de la campaña petrista”?
¿Y a los empresarios de la tierra, la ganadería y la agroindustria de Córdoba, Sucre, Magdalena, Bolívar y Atlántico, llenando el mismo tanque por orden de Maduro?
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