Columna


Camilo Andrés, su historia y su vida

LUIS ALBERTO PERCY

19 de octubre de 2017 12:00 AM

Camilo Andrés Rincón es un joven colombiano de 14 años que ha padecido en carne propia todos los problemas del sistema de salud.

Desde muy temprana edad, una enfermedad llamada Disritmia Atrial Intestinal  le quitó la posibilidad de crecer como todos los jóvenes de su generación y también lo obligó a padecer en carne propia todo lo que implica tener una enfermedad crónica, de alto costo y a la espera de un tratamiento especial de cuidados en casa (el famoso Homecare que en Cartagena, y sobre todo para los pacientes de algunas aseguradoras, es sinónimo de muchos días de hospitalización mientras les asignan un sitio definitivo de atención).

Resulta que Camilo lleva más de ocho meses hospitalizado por un trámite administrativo demorado relacionado con la insuficiencia de red de prestadores de su EPS.

Todas las mañanas veo a su abuela paseándose los pasillos del hospital, esperando ese deseado paso de su nieto a un cuidado especial en casa. De nada han servido las denuncias, las noticias y la esperanza de que su situación se solucione porque Camilo sigue allí, esperando, corriendo riesgos en su frágil estado, en peligro de sufrir todos los males asociados a una hospitalización prolongada, males que van desde las infecciones intrahospitalarias,  la depresión asociada a sentimientos de minusvalía y llegando a los terribles problemas metabólicos y de desnutrición que pueden estar asociados a su enfermedad.

Camilo a sus catorce años es experto en catéteres, nutriciones, infecciones, trasplantes y otros tipos de procedimientos e insumos. Los ha padecido y los ha sufrido. El sistema de salud y en forma particular su EPS no ha podido brindarle la famosa y anhelada atención integral. Hace una semana hablé con la gerente de la EPS donde Camilo se encuentra afiliado y su respuesta fue que estuviera tranquilo y que antes que se acabara el mes de octubre, cuando ya completaran el 20 por ciento de la red de atención que le falta por contratar en Cartagena, lo trasladarían a un hostal.

Hoy volví a ver a la abuela de Camilo, sentada, esperando y ofreciéndo a todos los que pasaban por su lado, un volante de rifa para comprar los jugos de Camilo, como si más de ocho meses de hospitalización no fueran suficientes y como si su esperanza de un mejor vivir para ella y su nieto, debiera depender de ese 20 por ciento de red de prestadores que le hace falta construir a su EPS en Cartagena.

Ojalá que Camilo no se canse pronto y que alcance a esperar ese 20 por ciento que necesita para encontrar un bienestar en casa. Ojalá que Camilo sepa entender por qué ha sido víctima de un sistema basado en contratos y redes de atención, y no centrado en su verdadera razón de ser: su vida.

Valdría la pena realizar un estudio conjunto que permita determinar los motivos de las estancias hospitalarias prolongadas en los hospitales de la ciudad y que se establezcan las responsabilidades de los aseguradores en esta situación, que determine los sobrecostos económicos en que incurre el sistema por estas situaciones y que establezca, además, el costo que a una familia y la sociedad le produce tener un paciente más de ocho meses en un hospital sin ofrecerle una alternativa de tratamiento más cómoda, segura y digna.

Por: Luis Alberto Percy, director general del Hospital Napoleón Franco Pareja – La Casa del Niño.

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