Para nadie es un secreto quiénes son los parapolíticos en Bolívar, o quiénes son los que han enfrentado procesos por corrupción, celebración indebida de contratos, lavado de activos, homicidio y otros delitos. Todos ellos han sido expuestos ante la sociedad así como sus líos con la justicia. Se trata de nefastos personajes que siguen teniendo injerencia en nuestro departamento, de manera directa o indirecta tiene participación en política, algunos aún desde la cárcel o inhabilitados para ocupar cargos públicos lo hacen a través de sus familiares, apoyan candidatos para alcaldías, concejos, asamblea y gobernación. Y precisamente a sus candidatos los vemos con sonriente cinismo posar en fotos al lado de la gente, en tarimas, en reuniones y fiestas, confiados en el Estado cómplice que protege a la estructura criminal que los financia y apoya políticamente.
La contienda electoral que se avecina sigue siendo la mayor apuesta de estos “poderosos”, no piensan perder lo que han atesorado durante años, es su negocio y estilo de vida sacar provecho del erario y mantenerse en el poder a cambio de clientelismo y terror. Persiguen, difaman, intimidan, sobornan a los que no ceden ni se arrodillan ante ellos, compran periodistas, líderes cívicos, organismos de control, utilizan sus influencias para minimizar los escándalos, parecen invencibles. En su infinita astucia le apuestan a candidatos que aparentemente no tienen antecedentes penales, los convierten en títeres, los usan como fachada de su empresa político-criminal, por su parte esos candidatos además de títeres, automáticamente son sus cómplices, estando en campaña vociferan en la plaza discursos populistas mientras su equipo regala camisetas, gorras, comida, dinero y ron. También los hemos visto financiando equipos deportivos y culturales en los barrios, usando a los jóvenes incautos como distracción. En otros espacios prometen contratos y órdenes de prestación de servicio; al carecer de propuestas y liderazgo decente, lo que les queda es comprar votos y conciencias, porque son incapaces de ganar una contienda con honestidad y transparencia. Sin duda les conviene la pobreza y el desempleo, les conviene la desesperanza y el hambre, porque allí está su caudal electoral, allí es donde más se compra y se vende el voto.
Estamos en sus manos, lo hemos estado durante años. La sociedad se ha dejado distraer con cortinas de humo, con los avances que sus títeres cuando gobiernan han mostrado: obras, festivales, música, pan y circo. Lo que nos ofrecen son migajas si comparamos todo lo que han podido guardar en sus bolsillos y en los de sus socios. Son mafias políticas que se encuentran atornilladas, con la complicidad de las autoridades. Cuesta creer en un departamento ganador o en una ciudad que progresa, si estos mafiosos siguen poniendo y quitando gobernantes, sacando ganancia por obras que se ejecuten, enriqueciéndose con los recursos de la educación y la salud.
En días pasados la senadora Claudia López estuvo de visita en Cartagena y el discurso que pronunció acerca de estas mafias fue contundente, esperemos a ver si tiene eco en la ciudadanía. En todo caso, le queda el compromiso a ella y a su grupo político de seguir denunciando a estas mafias, sin importar que los resultados en las próximas elecciones le sean adversos. La senadora y su equipo no pueden hacer de un tema trascendental algo netamente electoral, eso les restaría credibilidad. Lo único que necesitamos en estos momentos los que anhelamos un cambio para Bolívar, es que no nos sigan aniquilando la esperanza.
Twitter: @ _ajaytuque
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