Columna


Al oído del nuevo alcalde

ALFREDO PINEDA C.

12 de mayo de 2018 12:00 AM

Bienvenido, doctor Quinto Guerra. Sobra decirle que, lo menos que esperan quienes lo apoyaron en su campaña y posterior elección es que, al cabo de su corto período, les entregue una ciudad en mejores condiciones que la que está recibiendo. No se pretende que, en tan corto plazo, se resuelvan todos los problemas, pero sí que se note que valió la pena que lo apoyaran. Pienso que sus asesores lo tienen al tanto de los problemas de la ciudad que deben ser resueltos de forma más que urgente y lo más importante: blindar los proyectos que se acometan para que sea obligatoria la continuidad para las administraciones que le sucedan.

No está de más recordarle que, a partir de la Constitución de 1991, los funcionarios elegidos por el voto popular adquieren una obligación, no legal ni jurídica pero sí moral, con sus electores y por ende las promesas de campaña, consignadas en un programa de gobierno, deben cumplirse dentro de las capacidades tanto económicas como de gestión y demás herramientas que estén a su alcance.

Para nadie es un secreto que Cartagena enfrenta una crisis, más que grave, relacionada con sus drenajes pluviales. La responsabilidad de este, mal llamado, Plan Maestro de Drenajes Pluviales (PMDP), se ha ido diluyendo entre las diferentes secretarías, departamentos del Distrito y por último Edurbe, sin que exista un criterio unificado para alcanzar los resultados esperados. Este es un problema para mirarlo con lupa y desde un punto de vista global, para que pueda ser un verdadero PMDP.

La solución la hemos sugerido en diferentes escenarios y por diferentes actores y es la de crear un ente, ya sea descentralizado, de economía mixta, privado, APP, etcétera, que se encargue de planificar, actualizar y optimizar los diseños existentes, ejecutar los que falten, con ingeniería de detalle, elaborar pliegos de condiciones (no amañados), estudiar propuestas, hacer la interventoría de las obras y por último, lo más importante, operar y mantener el sistema.

Para que esto sea viable hay que gestionar billonarios recursos recurriendo a entidades nacionales o internacionales, que serían garantía de que tanto los diseños como las obras se ejecuten adecuadamente, sin tener que pignorar las vigencias futuras o hacer préstamos onerosos a la banca privada.

Lógicamente que esto requiere de una dosis de sacrificio de los cartageneros, pues implica la prestación de un servicio público que conlleva a una contribución para que el sistema sea sostenible.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que hay casos puntuales, como son los de Bocala y Centro Histórico, que tienen soluciones por fuera de la integralidad del PMDP y pueden ser manejados de forma parcial.

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