Una comunicación enviada por ACIEM al secretario general de la Alcaldía, de la cual recibimos copia, hace una acertada exposición de cómo se viene prestando el servicio de energía eléctrica en la ciudad de Cartagena.
Dice la ingeniera Lucy Rico, presidente de la entidad gremial que “…si bien de cara a los retos que plantea el crecimiento turístico, industrial y portuario de Cartagena la infraestructura energética ha podido responder, en otros sectores de la ciudad, en donde también se presentan crecimientos pero sin una debida planificación, el rezago en que se encuentra la infraestructura eléctrica se acrecienta y vuelve más critica la situación del sector. Por lo anterior las redes y transformadores se van sobrecargando provocando frecuentes daños, que sumado a los inconvenientes de comunicación entre el cliente y la empresa para el reporte de daños, y a la baja capacidad de respuesta operativa cuando los mismos se han identificado, hacen que las comunidades perciban interrupciones frecuentes y demoradas, provocándose las molestias que terminan en ocasiones en alteración del orden público.”
En efecto, los usuarios con más capacidad de pago reciben un servicio de energía eléctrica de mayor calidad, y los daños son atendidos con mayor prontitud. La explicación a esa conducta la tiene la misma racionalidad económica del modelo: la industria y el comercio consumen más, y dedican la energía eléctrica a producir empleo, riqueza e impuestos.
Una interrupción del servicio, por mencionar sólo uno de los parámetros de calidad, tiene consecuencias desastrosas para los procesos que desarrollan, hasta el punto que disponen de generación propia de respaldo, como también para la empresa de SSPP, que deja de vender una cantidad importante de energía.
Y si bien en los estratos residenciales altos el fenómeno es igual, aunque de menor impacto para unos y otros, porque el consumo de energía está dedicado principalmente al confort, en los estratos bajos se dedica casi que exclusivamente a la conservación de alimentos, diversión y un mínimo de confort ante el inclemente calor de la región.
Dicen que a pesar de los subsidios cruzados; de los macro medidores que prorratear el fraude entre todos los usuarios conectados; de la energía social, y de las inversiones que paga el Estado pero que se apropia la ESP al efectuar el mantenimiento, para esta es mejor no vender que hacerlo, porque los circuitos que los alimentan producen pérdidas. En otras palabras, cuando se interrumpe el servicio de energía eléctrica en los estratos bajos, se reducen las pérdidas económicas de la ESP.
De manera que la solución no es de autoridad, sino del esquema en el cual opera.
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