Tiros y explosiones retumbaban la noche del martes al miércoles en un barrio diplomático de Kabul, donde las fuerzas de seguridad se enfrentaban con hombres fuertemente armados que intentaron asaltar un hotel frecuentado por occidentales.
Las explosiones se seguían oyendo varias horas después del asalto, que empezó en el barrio exclusivo de Wazir Akbar Khan.
"Hemos rodeado la zona y los tenemos acorralados", declaró el portavoz de la policía de Kabul, Ebadulá Karimi, a la AFP, y añadió que no se señalaban víctimas.
"Los asaltantes querían entrar en el hotel Heetal pero no lograron. han tomado posición entre los árboles que se encuentran detrás del hotel y disparan contra las fuerzas de seguridad", añadió.
El gerente del hotel Heetal, propiedad de la familia del ministro de Exteriores, Salahudin Rabbani, y con una importante clientela occidental, declaró que todos los clientes del establecimiento estaban en seguridad y nadie resultó herido.
"Heetal está muy bien protegido. Después de una o dos explosiones, nuestros guardias empezaron a disparar contra los asaltantes, que no pudieron acceder al interior", declaró el gerente, Beizhan, por teléfono a la AFP desde el interior del hotel.
"Todavía se pueden escuchar disparos y explosiones lejanos", añadió, sin precisar si en el hotel había clientes extranjeros.
Ninguna organización reivindicó el ataque por el momento.
El hotel ya resultó dañado en 2009 por un ataque suicida a las puertas del establecimiento que dejó ocho muertos y 40 heridos.
Wazir Akbar Khan, donde se hallan numerosas embajadas y residencias de diplomáticos, ha sido blanco de varios ataques de los talibanes en el pasado.
Más víctimas civiles
Los talibanes lanzaron a finales de abril su tradicional "ofensiva de primavera", que bautizaron "Azm" ("Determinación"), marcada desde entonces por atentados regulares y combates casi diarios contra las fuerzas de seguridad afganas.
En las últimas 24 horas, al menos 26 policías y soldados, además de una mujer civil, murieron en una serie de incursiones de rebeldes talibanes en el inestable sur de Afganistán, anunciaron con anterioridad el martes las autoridades locales.
Más de 70 civiles resultaron heridos el lunes cuando un kamikaze talibán precipitó un camión cargado con una tonelada de explosivos contra un complejo gubernamental en el sur del país.
En Kabul, un atentado talibán con coche-bomba mató a cuatro personas y dejó decenas de heridos el pasado 19 de mayo en el aparcamiento del Ministerio de Justicia.
Aunque los talibanes dicen que apuntan ante todo contra las fuerzas de seguridad afganas, que pagan un pesado tributo en el conflicto, y contra sus aliados occidentales, estos ataques cada vez matan a más civiles, según la ONU, que reseña un aumento del 16% del número de víctimas civiles los cuatro primeros meses de 2015 respecto al mismo periodo de 2014.
La nueva "temporada de combates" es la primera sin la presencia masiva de las fuerzas internacionales, después de los 13 años de conflicto que siguieron a la caída del régimen talibán en 2001.
Desde la salida de la parte esencial de las tropas de combate de la OTAN en diciembre pasado, las fuerzas de seguridad afganas están solas ante la insurrección talibán. Una fuerza residual de unos 12.500 hombres de la OTAN permanecen en el país para formar al Ejército local hasta 2016.
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