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Rusia sigue muy interesada en la política interna de EEUU

AP

06 de noviembre de 2018 03:58 PM

Las acusaciones de que el Kremlin trató de inclinar la balanza en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2016 no han espantado a trols, hackers y espías. De hecho, pueden haberlos envalentonado.

Funcionarios del gobierno estadounidense y empresas tecnológicas dicen que los rusos han continuado sus actividades durante la campaña electoral de mitad de término en Estados Unidos, haciéndose pasar por instituciones estadounidenses y difundiendo información falsa en las redes sociales estadounidenses para agravar las tensiones en áreas delicadas como la inmigración y las restricciones a la venta de armas.

Rusia niega toda interferencia. Por ahora las autoridades estadounidenses no han anunciado grandes hackeos ni el tipo de intensa campaña que se sospecha hubo en el 2016. Y es difícil determinar si la actividad reciente está vinculada con el Kremlin o si tendrá algún impacto en las elecciones.

Pero cabe preguntarse por qué insisten en lo mismo. Decenas de rusos que se sospecha trataron de interferir con las elecciones han sido encausados o castigados en Estados Unidos, incluidos algunos magnates. Los lazos de Moscú con Occidente se han deteriorado en medio de denuncias escandalosas de la interferencia rusa en el exterior.

Hay quienes dicen que los rusos no necesitan involucrarse en las elecciones de mitad de término en Estados Unidos porque ya consiguieron lo que buscaban en el 2016: Donald Trump está en la Casa Blanca y hay una gran desilusión con el proceso democrático.

Al Kremlin le gusta Trump porque es uno de los pocos líderes occidentales que ve con buenos ojos al presidente ruso Vladimir Putin, pero el esperado acercamiento entre Moscú y Washington no se ha hecho realidad. Y si los demócratas consiguen el control del Senado o de la Cámara de Representantes el martes, será más improbable todavía.

"Los rusos tienen una preferencia y harán lo que puedan para conseguir un resultado favorable a sus intereses, especialmente si los márgenes son estrechos", comentó James Nixey, director del programa de Rusia y Eurasia del grupo de estudios Chatham House de Londres.

Advierte, no obstante, que "Rusia no es responsable de todos los problemas de Estados Unidos. Estados Unidos tiene divisiones y fisuras como todos nosotros, y Rusia trata de acentuarlas".

Algunos rusos, por su parte, se vanaglorian de haber sido acusados de interferir en Estados Unidos, porque lo ven como un indicio de que su país vuelve a ser una potencia temida.

La primera persona acusada de interferir en las elecciones del 2018, Elena Khusyaynova, dijo que la noticia "llenó mi corazón de orgullo". En declaraciones por televisión formuladas la semana pasada después de ser acusada en Estados Unidos de una campaña encubierta en las redes sociales en el 2016 y el 2018, afirmó que "resulta que una simple mujer rusa puede ayudar a los ciudadanos de una superpotencia a elegir su presidente".

Pavel Koshkin, del Instituto de Estudios de Estados Unidos y Canadá de la Academia Rusa de Ciencias, opinó que las acusaciones de interferencia eran "un regalo a la propaganda rusa y a los políticos rusos", que pueden usar el sentimiento anti-ruso "como herramienta para alentar un fervor anti-estadounidense y aumentar su popularidad".

La interferencia en las elecciones del 2016 en Estados Unidos enfocó la atención en una campaña rusa de años a través de la cual el Kremlin de Putin trata de vengar lo que muchos ven como la humillación de los soviéticos perpetrada por un Occidente encabezado por Estados Unidos a través de sanciones económicas y una expansión de la OTAN.

El Kremlin resiente asimismo lo que considera una interferencia estadounidense en países otrora bajo la influencia de Moscú, desde Ucrania hasta el Cáucaso. Para mucho rusos, lo que sucede ahora es una simple devolución de atenciones.

En medio de la investigación de las relaciones de Rusia con la campaña de Trump en el 2016 en manos del fiscal especial Robert Mueller, Moscú trata de hacerse sentir en sitios como Siria, Libia y Europa en general.

Incluso después de que el equipo de Mueller encausase a decenas de rusos vinculados a una Agencia de Investigaciones de la Internet de San Petersburgo, sus patrocinadores continuaron sus esfuerzos por confundir a la opinión pública de Estados Unidos.

Uno de sus proyectos, un portal noticioso llamado USAReally, cubre las contiendas legislativas de Estados Unidos y sigue de cerca la caravana de centroamericanos que tratan de llegar a pie a Estados Unidos.

"Sí, somos un portal ruso. Les hablamos a los estadounidenses sobre Estados Unidos. ¿Está prohibido eso?", comentó su jefe de redacción Alexander Malkevich, un confeso admirador de Trump, en una entrevista con la Associated Press. "¿Qué si influenciamos al lector? Toda la prensa lo hace, ¿cuál es el problema?".

Malkevich dice que la democracia estadounidense es un mito, una tesis que beneficia los intereses del Kremlin y permite a Putin decir que su modelo autoritario de gobierno es mejor.

Muchos de los rusos acusados de interferir en Estados Unidos en el 2016 actúan ahora desde la clandestinidad o se dedican a otras cosas. Algunos ya no tienen presencia en las redes sociales y otros cambiaron de trabajo.

La "fábrica de trols", por su parte, se mudó a una oficina más grande n San Petersburgo.

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