En retrospectiva es fácil advertir los errores: aguardar demasiado, gastar muy poco, personal incompetente, pensar en pequeño cuando hacía falta hacerlo en gran escala.
Muchos individuos, gobiernos y agencias comparten la culpa de no contener al ébola cuando surgió en África occidental.
Ahora comparten la tarea hercúlea de intentar poner fin a una epidemia en la que han enfermado más de 9.000 personas, de las cuales han muerto más de 4.500, con casos en Europa y Estados Unidos, y que ni siquiera está cerca de ser controlada.
La Organización Mundial de la Salud detalla muchos de los errores en un borrador de un informe interno obtenido por The Associated Press. En el documento se muestra que el ébola ganó terreno no debido a una falla crucial, sino a una acumulación de errores.
Casi todas las agencias y gobiernos cometieron equivocaciones. Severas críticas le han llovido a la OMS, donde hubo una falla al "no advertir desde el principio la existencia de condiciones que favorecían una propagación explosiva (de la enfermedad)".
Esta agencia de las Naciones Unidas para asuntos de la salud tuvo personal incompetente, permitió que fallas burocráticas demoraran la canalización de expertos y dinero al combate del virus, y se vio obstaculizada por reducciones presupuestarias y la necesidad de enfrentar otras enfermedades en el mundo, según el documento.
En un comunicado, la OMS indicó que el borrador no ha sido revisado para verificar imprecisiones y que no haría declaraciones hasta que tenga el texto definitivo.
La titular del organismo, la doctora Margaret Chan, no respondió a las solicitudes de la AP para que hiciera declaraciones sobre el particular, aunque dijo al servicio noticioso Bloomberg que ella "no estuvo totalmente informada" a medida que el desastre evolucionó.
"Nosotros respondimos, pero nuestra respuesta quizá no igualó la escala y complejidad del brote", apuntó.
Expertos externos dijeron que lo importante ahora no es encontrar culpables, sino aprender de los errores.
"Para cuando reconocimos la gravedad de la situación, el genio ya se había escapado de la lámpara", dijo Michael Osterholm, experto de salud pública de la Universidad de Minnesota. "No hay que culpar a nadie porque todos tienen la culpa".
Con anterioridad hubo unas dos docenas de brotes pequeños de ébola en otras partes de África antes de que apareciera el actual brote en la parte occidental del continente anteriormente este año, por lo que su veloz propagación "tomó desprevenida a la gente", dijo el doctor Irwin Redlener, director del Centro Nacional para la Preparación frente a Desastres en la Universidad de Columbia.
"Creímos que actuaríamos como siempre y que todo estaría bajo control, pero no fue el caso", apuntó.
El primer error ocurrió el 11 de enero en un hospital en Gueckedou, Guinea, donde buscó atención la abuela de los dos primeros niños que se sabe murieron en este brote. Era una oportunidad única, porque la mayoría de las personas en el país sólo buscan la asistencia de los curanderos tradicionales.
Sin embargo, en lugar de detectar y contener la enfermedad, el hospital complicó el problema: se iniciaron dos nuevas cadenas de transmisión, entre los pacientes y el personal médico, y en otra aldea.
El 27 de enero, autoridades locales de salud y el organismo de ayuda humanitaria Médicos Sin Fronteras desaprovecharon la oportunidad de diagnosticar el ébola cuando detectaron bacterias en muestras de sangre; concluyeron que tal vez era cólera. Hasta marzo se confirmó que se trataba de ébola y, para finales de mes, el virus se había propagado a Liberia.
En abril, Médicos Sin Fronteras advirtió que el brote estaba fuera de control, pero un portavoz de la OMS insistió en lo contrario. En mayo, el virus se propagó entre centenares de personas durante el funeral de un curandero tradicional en Sierra Leona.
"Fue un momento que cambió el panorama. La epidemia volvió a adquirir fuerza en Guinea y marcó el inicio de una epidemia mayor en Liberia y Sierra Leona", dijo el doctor Peter Piot, co-descubridor del virus del ébola y director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
En Guinea, en un principio el ministerio de Salud sólo le entregaría a la OMS información de casos de ébola confirmados por laboratorio, lo cual obstaculizó la investigación.
Los mensajes dirigidos al público sobre la naturaleza letal de la enfermedad desalentaron a la población a que buscara tratamiento. Cuando equipos que utilizaban mascarillas llegaron para desinfectar zonas afectadas, los lugareños pensaron que esas personas esparcían sustancias tóxicas y las atacaron.
Hubo un manejo incorrecto de la asistencia internacional inicial. El presidente de Guinea, Alpha Conde, estableció una comisión con los ministros de salud, comunicaciones y asuntos sociales para hacer frente a la enfermedad.
Sin embargo, el ministro de salud fue incapaz de formular una estrategia efectiva y el poco dinero que había se dispersó. Finalmente, fue nombrada una nueva comisión de expertos independientes y comenzaron a fluir recursos.
En Liberia, el gobierno subrayó en sus mensajes iniciales que el ébola era incurable, así que las personas enfermas consideraron innecesario ir a un hospital y el virus se propagó más todavía.
En España, donde una enfermera se contagió de ébola después de cuidar a un paciente que falleció de la enfermedad, se desató la controversia en torno a si se habían observado los protocolos para el uso de equipo de protección.
El personal médico protestó por la falta de capacitación. El gobierno hizo una revisión y adoptó nuevas normas sobre el uso de equipo protector.
El 20 de septiembre, el ébola llegó a Estados Unidos tras una travesía de 9.172 kilómetros (5.700 millas) cuando un liberiano, Thomas Eric Duncan, voló a Dallas. El 30 de ese mes, los médicos confirmaron que estaba infectado y falleció posteriormente. Dos enfermeras que participaron en la atención de Duncan ahora tienen el padecimiento.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han sido blanco de duras críticas. Se dice que ofreció recomendaciones vacilantes a los hospitales sobre el uso del equipo de protección y no evaluó correctamente el peligro de infección que representaba Duncan y quienes serían los más expuestos.
De hecho, los CDC figuran entre los primeros organismos que reaccionaron frente a la aparición del ébola en África, y a finales de marzo enviaron a cinco personas a Guinea y dos más a Liberia en abril. A finales de mayo, la situación parecía controlada y la OMS recomendó la partida del personal de los CDC.
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*NOTA DE MARILYNN MARCHIONE. Contribuyeron a este despacho los reporteros de The Associated Press Maria Cheng, en Londres; Mike Stobbe, en Atlanta; Jonathan Paye-Layleh, en Monrovia, Liberia; Boubacar Diallo, en Conakry, Guinea; Christopher Torchia, en Johannesburgo, Sudáfrica, y Jorge Sáinz y Alan Clendenning en Madrid.
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