Centenares de miles de chiitas se reunieron este domingo en Bagdad frente al mausoleo del imán Musa al Kazim, el punto álgido de una semana de peregrinaciones que conmemora el aniversario de la muerte del séptimo de los 12 imanes venerados por el islam chiita.
La muchedumbre, con muchos hombres dándose golpes en el cabeza y el pecho, intentaba tocar la réplica del ataúd del imán, camino al mausoleo a través de las calles del barrio de Kazimiya.
En la última semana, millones de peregrinos llegaron a Bagdad para esta gigantesca conmemoración que cada año paraliza la capital iraquí durante días.
"Es muy importante para nosotros, es una prueba del respeto por el sufrimiento del imán y por la injusticia que sufrió, una reafirmación de nuestro sacrificio", explica Ahmad Jamal, un funcionario de 28 años.
La ciudad ha desplegado grandes medidas de seguridad por temor a un atentado del grupo yihadista sunita Estado Islámico (EI), que considera a los chiitas como "herejes".
Para intentar evitar atentados con coches bomba y permitir a los peregrinos llegar al mausoleo, las principales calles de la ciudad están cortadas a la circulación desde hace varios días.
Algunos peregrinos llegaron a pie a Bagdad tras haber andado durante días, sobre todo desde el sur de Irak.
Musa al Kazim, fallecido en 799, es una gran figura del chiismo, la rama del islam mayoritaria en Irak. Según la tradición, fue encarcelado en Bagdad y envenenado en prisión el califa abasí Harún al Rasid.
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