Las secretarías de Educación e Infraestructura se reunirán mañana con el rector de la Institución Educativa San Felipe Neri, en Olaya Herrera, con el fin de definir el presupuesto para la demolición del colegio. En ese mismo lote se construirá la nueva sede de la institución, tras un acuerdo al que llegó el Distrito con la comunidad educativa para hacerlo en sitio propio.
Para la construcción del nuevo colegio se dispuso de un poco más de 8 mil millones de pesos, presupuesto que era suficiente cuando se contemplaba un predio diferente. Ahora que se debe incluir la demolición de la edificación actual, los recursos no alcanzarían.
“Este miércoles (mañana) deberán mostrar en qué se avanzó con el adicional que se necesita para poder demoler el colegio, porque en el presupuesto inicial no está contemplada la demolición. Para poder construir en sitio propio, como se tiene pensado, la primera parte es la demolición de lo que está”, explicó Remberto Navas, rector de la institución educativa.
El constructor era el encargado de entregarle al Distrito lo necesario para la demolición de la institución.
Además de esto, la comunidad educativa recomendó cambiar algunos elementos de los diseños que se tenían para esta construcción, pues no se adecuaban a sus realidades. Ante esto, la secretaria de Infraestructura, Clara Calderón, aseguró que sí tomarán las recomendaciones que hizo la comunidad educativa a los diseños y también revisarán, actualizarán y harán algunos cambios. (Lea aquí:Mañana entregarán propuesta de diseño del San Felipe Neri)
“Algunas de las recomendaciones que hicimos coinciden con las hechas por la Secretaría de Educación en el 2016, como que los espacios en las aulas eran insuficientes para la población que atiende el colegio”, destacó el rector.
Los diseños
El Universal tuvo acceso a las recomendaciones realizadas por la Secretaría de Educación ese año, en la cual explicaron en cinco puntos las razones para revisar nuevamente los diseños realizados por la Secretaría de Infraestructura. El objetivo era que estos cumplieran con la política educativa nacional y se garantizara la implementación de la jornada única.
En el primer punto señalaban las áreas para el espacio de preescolar y transición, proyectado para tres aulas de 20 niños y una para 30 niños; con lo que se atendería a 90 estudiantes de este nivel. La proyección de área para este nivel era de 224,53 metros cuadrados, pero la institución requiere de 336 metros cuadrados para atender a los cerca de 120 estudiantes que tienen.
Para la primaria proyectaron 13 aulas de 20 estudiantes y una de 30; más dos salones para 14 estudiantes. Esto suma 318 estudiantes para atender en este nivel. La Secretaría referencia la norma NTC4595, norma técnica colombiana que reglamenta la planeación y diseño de instalaciones y ambientes escolares, la cual dice que el número máximo de estudiantes por maestros a atender es de 40 con área comprendida entre 1,65 y 1,80 metros cuadrados por estudiante. “Quiere decir que se demanda de aulas de 66 metros cuadrados mínimo, en la distribución señalada por ustedes solo se atendería a 318 niños. La I.E. atiende un promedio de 730 estudiantes por año en este nivel, así la proyección que ustedes realizan dejaría por fuera a 412 estudiantes en promedio”, se indica en el documento.
El tercer punto se refiere al espacio para la básica secundaria, donde al parecer los diseños proyectaban nueve aulas de 20 estudiantes, una de 30; dos para 14, una para 46 estudiantes y 10 para 22 alumnos. La atención sería de 504 para la secundaria. Según la Secretaría, en esta proyección también habría déficit, pues la institución recibe a cerca de 612 en secundaria.
Para el comedor escolar, en el diseño se contemplaba un área 193,2 metros cuadrados, pero “teniendo en cuenta que la I.E. viene atendiendo a 1.486 estudiantes en promedio, se necesita de un área para comedor de 784 metros cuadrados, de acuerdo a la norma”, señalaron en el informe.
En el último ítem destacaron que el espacio dispuesto para actividades deportivas y recreativas tampoco era suficiente para atender a la población estudiantil.
Los estudiantes, docentes, padres de familia y comunidad en general le reclaman al Distrito la construcción del nuevo colegio desde 2016, cuando varias partes de la planta física se destruyeron. Pese a que se ha invertido en sistemas eléctricos y algunas aulas, no es suficiente para suplir sus necesidades.
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