La profunda crisis agropecuaria que vive el país se ha explicado por asuntos como la baja competitividad, los problemas para comercializar, los nuevos retos por los TLC, la falta de asistencia técnica y los altos costos de los insumos. Este último es el punto principal que pelean los campesinos, quienes argumentan que sus problemas en la producción empiezan al momento de adquirirlos.
El representante a la Cámara David Barguil lanzó hace pocos días una denuncia al respecto, en la que señaló a la Superintendencia de Industria y Comercio como la culpable de los altos precios de medicamentos, cemento e insumos agrícolas: "Falta de autoridad del regulador de la competencia", señaló. También dijo que “a pesar de que el Gobierno redujo los aranceles a los insumos agrícolas, ese beneficio nunca llegó al campo”.
“Las diferencias de precios con Ecuador y Venezuela son enormes, lo que ha llevado a que, por ejemplo, hoy pongan productos de contrabando en las puertas de las fincas en el departamento de Córdoba” indicó.
En respuesta a esta solicitud y ante los desesperados llamados de los campesinos, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, aseguró que se prepara un conjunto de medidas para disminuir el costo de los insumos: "Les envío un mensaje a todos los campesinos colombianos y a todos los agricultores. Decirles que las medidas que estamos diseñando para disminuir el costo de los insumos ya están en marcha".
Son tan importantes los insumos, que María Helena Latorre, directora Ejecutiva de la Cámara de Procultivos de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), señala que este es la materia prima del campo: “son los materiales que brinda la naturaleza en algunos casos, otros elaborados, que permiten el desarrollo de productos finales, como los alimentos”.
Recuerda que los más relevantes son los de dos tipos: los fertilizantes que “son la nutrición de los cultivos, los que aportan al desarrollo del producto” y los plaguicidas “que son sustancias peligrosas, porque son tóxicas, pero ayudan a controlar y a combatir los problemas fitosanitarios en la vida vegetal”.
La directora de la Cámara que Procultivos señala que es vital tomar decisiones en el campo de las importaciones, ya que, por más que estemos en una zona tropical, “esos elementos no se producen en Colombia, por lo que se tienen que importar”.
Sin embargo cree que los problemas actuales (como el alto precio) no obedecen necesariamente a los TLC que ha firmado el país, sino que radica en que hay terrenos que “tienen la bendición de poderlos producir. No podemos entrar en discusión con el tema de los precios y culpar a los Tratados de Libre Comercio, sencillamente consiste en mirar que países como Estados Unidos, Canadá, Rusia y parte del Reino Unido son los únicos capacitados para exportarlos”.
COSTOS Y COMPETITIVIDAD
Catherine Pereira, Directora del Programa de Negocios Internacionales de la Universidad de la Sabana, le da especial relevancia a ese comercio internacional y lo señala como causa directa de qué en Colombia sea más caro producir hoy: “Los altos costos se deben proporcionalmente a los precios con que quedan insumos como fertilizantes, plaguicidas, insecticidas y semillas certificadas, al momento de la importación”.
Productos como la urea, el fosfato diamónico (DAP) y el cloruro de potasio, son en promedio 40 % más caros en Colombia que en países cercanos, debido principalmente a la cadena de comercialización.
Un estudio de la Cámara Procultivos de la Andi, señalado por María Helena Latorre, encontró que para seis productos derivados de los plaguicidas, los precios que se pagan en el país son entre 44 % y 115 % por ciento más caros que lo que pagan los productores brasileños.
Ello explica los resultados de la Encuesta de Opinión Agropecuaria, que realiza la SAC, según la cual los costos de los insumos son la principal preocupación de los productores del campo.
Además del costo adicional que genera el sistema colombiano de importaciones, dependiendo de dónde se produzcan los insumos, puede haber un mayor costo en el transporte y en el resto del proceso de distribución, al punto de que cuando llegue en cantidades pequeñas a los almacenes minoristas es aún más caro el producto.
“Hay que tener en cuenta los costos de transporte terrestre, que por la topografía colombiana es una tarea riesgosa lo que aunado a otros factores, hace tan costosa la llegada del producto”, indicó Pereira.
LAS PRESIONES DEL MERCADO INTERNACIONAL
Otro aspecto que encarece los insumos, y que es difícil de controlar, es la presión generada por el movimiento internacional de los mercados.
Un buen ejemplo es el del maíz, del cual Colombia produce tan solo 2 millones de toneladas de los 6 millones que consume cada año. El aumento del precio en Colombia se da por el pago en puerto, el transporte terrestre y el proceso en fábricas, donde por mezcla con otros insumos es convertido en comida condensada (para alimentar animales). Pero el maíz tiene usos distintos, como en Estados Unidos, que requiere gran parte de su producción interna para la elaboración de etanol. Eso hace más caro el producto exportado, por lo que en nuestro país el incremento se notará desde el primer punto de la cadena.
“El uso internacional y el que se le dé en el sitio donde se produzca hace que el insumo adquiera un mayor valor”, explica Pereira, quien concluye que, así, cuando el campesino adquiere el producto final, que es la comida para los animales que desea alimentar, encuentra el bulto de comida por un valor de 20 mil o 30 mil más, aproximadamente, que lo que pagaría en otras condiciones.
LOS PRECIOS REGIONALES
Una de las afirmaciones que más han repetido los líderes campesinos en las últimas semanas es que los precios de los agroquímicos son más caros en Colombia que en países vecinos. Sin embargo, ese factor puede ser cuestionado con algunos productos.
Así, por lo menos, lo indica un estudio presentado por Fedearroz. En él se marca, por ejemplo, que el herbicida Bispyribac-100 en Ecuador vale 47 dólares y en Venezuela, 84,6 dólares. En Perú no se comercializa y en Colombia Fedearroz lo vende a un precio de 29 dólares el litro.
El fertilizante de mayor uso en la agricultura es la urea, del cual un bulto de 50 kilos cuesta en Colombia el equivalente a 29,6 dólares; en Ecuador 28; en Perú 24,6 y en Venezuela 3,3 dólares. Señala Latorre que aunque en el mercado colombiano registra el mayor precio, las diferencias no son de la magnitud señalada por algunos sectores, “con excepción del caso venezolano, país donde la agricultura no es fuerte”.
Entre los fungicidas, el litro de Carbendazim es vendido a 6,5 dólares, mientras que en Perú vale 21,4; en Ecuador, 11,6 y en Venezuela 18,57 dólares.
En lo que sí tienen razón las protestas campesinas es en el costo de las semillas, único producto que en Colombia resulta más caro que en el resto de la región, según indica el estudio presentado por Fedearroz.
De cualquier manera, con diferencias o similitudes en los mercados cercanos, lo cierto es que los insumos, su comercialización y sus precios se han convertido en un lastre muy pesado para la carga de los campesinos colombianos.
Ellos siguen a la espera de que el gobierno encuentre soluciones prontas y efectivas, con políticas que impacten de manera positiva hacia el decremento de los precios de los insumos, como un camino cierto para recuperar la producción en el campo.
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