Cultural


"Soy un escritor de grandes ciudades": Salman Rushdie

COLPRENSA

03 de diciembre de 2015 06:51 PM

Para Salman Rushdie es clave que su vida la ha pasado entre tres grandes ciudades: Bombay, Londres y ahora Nueva York.

Por eso dice es “un escritor de grandes ciudades, donde una historia sin trascendencia puede ser el conductor perfecto para narrar historias ocultas y profundas".
Nacido en Bombay, pero de nacionalidad británica, el autor de obras polémicas como "Los versos satánicos", se encuentra en Colombia presentando "Dos años, ocho meses y veintiocho noches".
Se trata de una novela que es una mezcla entre historia, mitología y amor eterno, donde la actualidad se hace presente al mostrar como los monstruos que se liberan cuando la razón se rinde y el fanatismo reina.
Rushdie crea un mundo propio en el futuro próximo, después de una gran tormenta, la Era de la Extrañeza empieza, donde un jardinero descubre que sus pies ya no tocan el suelo y un dibujante de cómic se convierte en superhéroe.
Es una fabula con la sencillez del lenguaje pese a relatar una historia profunda que puede llegar a ser compleja entre los grandes conflictos de la humanidad y un testimonio atemporal del poder de las historias.
Con sus palabras
- ¿De dónde surge la protagonista de la historia?
Cuando empecé a pensar en el libro no me di cuenta que ella era una criatura sobrenatural, tan solo una niña que se enamora de un filósofo viejo.
Solo hasta que avancé en la escritura entendí eso, lo que hizo que ella tomara mucha más fuerza y se transformó en la figura central del libro.
- ¿Es un homenaje a Sherezada?
No lo veo como un homenaje, pero es notorio que su espíritu está presente, detrás de este personaje, habitando allí.
- ¿Qué tal el trabajo de personajes femeninos?
En muchos de mis libros están presentes muchos personajes femeninos, pero en este caso su protagonismo es notorio y disfruté mucho escribiéndolo.
- ¿Cuál fue el mayor desafío en este libro?
Cada libro trae diferentes desafíos. En este caso, por cosas sin planear, me tomó casi dos años y ocho meses, como el título mismo, el proceso de escritura.
Además, utilicé una técnica que no había usado que era improvisación. Me dejaba llevar por algunos pensamientos y los seguía a ver a dónde me llevaban, dejando de lado mi usual forma que es mas cercana a la arquitectura del texto, donde mucho ya esta planeado.
Es una manera poco eficiente de escribir, con muchos callejones que no terminan en ningún lado, pero es una aventura que vale la pena hacer, porque a la vez, me permitió llegar a personajes, por accidente, que resultaron ser maravillosos.
- Una novela que se desarrolla en el futuro próximo...
Hay que crear un mundo en sus propios términos, porque si no, nadie va a creer en ese mundo. El escritor debe saber cien veces más de ese mundo que el propio lector.
En este caso, se crea una arquitectura secreta con un mundo que se está desmoronando. En todo esto, el lenguaje de la fabula fue eficiente para mi por su lenguaje sencillo, ideal para hablar de cosas difíciles.
Primeros pasos
- ¿Cómo fueron sus inicios como escritor?
Un inicio terrible como autor. No despegue como cohete, mientras que mis contemporáneos sí lo hicieron, lo cual me deprimía, más cuando me demoré 12 años para hacerlo.
Tengo bastantes de los textos de ese tiempo, que afortunadamente nadie tiene que leerlos (risas).
Fue bastante desmotivante pero cuando decidí presentar mi primera novela sentí que era una obra rara y muy extraña. Tan solo me sentiría complacido que la publicaran y se volvió un fenómeno editorial en su época.
Creo que es mejor así, un comienzo difícil, porque así no dejas de tener los pies sobre la tierra.
- ¿Muchos recuerdos de esa época?
Bastantes, como firmas de libros sin firmas porque nadie fue y la editorial no sobornó a sus amigos para que fueran (risas).
- ¿Y la literatura inglesa de esa época?
Era un momento particular en la literatura inglesa con una generación emergente que no tenía claro que era parte de una generación literaria.
Éramos escritores que traíamos historias de todas partes del mundo a la literatura inglesa, como lo que está ocurriendo ahora en Estados Unidos con la literatura del inmigrante.
- Su nueva novela está cargada de fantasías y sueños... ¿Qué son los sueños para usted?
Son cualidades únicas de nosotros. Tenemos siempre el deseo de escuchar historias y no sólo lo digo por ser mi profesión, porque la gente se encuentra y socializa contando historias, sus historias.
- ¿Por qué le gusta vivir en grandes ciudades?
Hay historias banales que están llenas de grandes historias, y esas multitudes de historias y posibilidades solo las encuentras en grandes ciudades, un mundo metropolitano, un mundo propio.
- ¿Difícil el trabajo del escritor entre la fama y el reconocimiento?
Es una de las cosas grandiosas de Nueva York, porque allí a nadie le importa si eres famoso o no, porque te encuentras famosos por todas las calles.
El escritor debe tener los pies en el suelo y ser un par de ojos y oídos para poder ver y observarlo todo en la medida de lo posible.
Siempre debe abandonar su zona de confort y poder escuchar y ver como la gente piensa y como la gente habla.
- En su caso, ¿Cómo es el trabajo del escritor?
Es un trabajo que pide todo de ti, y a la vez, es una de las cosas que más disfrutas, o al menos es mi caso.
Algunas pocas veces me he encontrado llorando por cosas que acabo de inventar, otras ocasiones son más emocionales.
- ¿Conoció a Gabriel García Márquez?
Algo que lamento es no haberlo conocido en persona. Una vez en México lo llamé pero estaba en Cuba. Fue Carlos Fuentes quien me puso en contacto vía telefónica y hablamos más de una hora.
Un poco en español, mucho en francés y poco inglés, porque no le gustaba.
Además tuvimos correspondencia en la cual yo lo invitaba a los festivales y él se negaba. Algunas piezas de esa correspondencia hacen parte del archivo adquirido por la universidad de Texas.
- Vuelve a la novela luego de su autobiografía....
Es un gran alivio volver a la novela. Hago periodismo y no ficción, pero me volví escritor para inventarme las historias.
No quería autobiografía para nada, siempre lo rechazaba pero luego mi vida se puso interesante, aunque admito que no es bueno que la vida del escritor sea interesante, para que se dedique a indagar sobre la vida de los demás.
Luego de esa autobiografía tenía la necesidad de volver a la ficción en una ficción muy ficcionada, lo más irrealista posible.
Siento que en la autobiografía hablo de lo que me ha sucedido, pero "Dos años, ocho meses y veintiocho noches", soy yo como artista.
- ¿Y el título?
Pensando en las "Mil y una noches", pensé en cuánto tiempo sería y de ahí salió. Es hermoso encontrar un número hermoso dentro de otro número hermoso.
Los editores estaban inquietos por el título diciendo que nadie lo recordaría, pero cuando aparece un buen título este se adhiere al libro.
 

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